Su valoración la realizó en una entrevista a RNE recogida por Servimedia tras haberse conocido en los últimos días que el IPC escaló un 3,3% en agosto, su mayor subida desde el 2012, provocando que algunos expertos hayan alertado sobre su impacto en la economía o el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, haya apuntado el desafío para países muy endeudados.

Montero quiso contextualizar su evolución indicando que es producto de la escala de la energía y supone un “efecto a nivel mundial, internacional”, donde España está registrando datos asimilables a los de países vecinos e inferior a otros como, por ejemplo, Estados Unidos.

Alentó a mirar la cifra subyacente, depurado el efecto de la inflación, que “estamos en torno al el 0,7%” y “es una cifra bastante razonable”, y refirió que lo relevante es que tanto el BCE como la Reserva Federal de Estados Unidos “está teniendo unas proyecciones de inflación superiores para el conjunto del mundo, de manera que los estímulos, que es lo importante que no se retiren, se van a seguir manteniendo”.

Por ello, y tras admitir que es “un tema que hay que seguir vigilando”, insistió en que “tenemos que ser conscientes de que su desagregación no aporta datos realmente alarmantes”. “Si vemos los datos subyacentes no parece que los datos de inflación actuales vayan a lastrar esa recuperación económica”, resolvió.

En cuanto al toque de atención de Guindos para los países muy endeudados, Montero subrayó que el vicepresidente del BCE “también reconocía que el crecimiento económico en España estaba siguiendo una senda bastante acertada”, y haciendo posible que la situación económica derivada del virus “no se tradujera con la pérdida de puestos de trabajo que eso es lo importante”.