“La población lleva décadas sufriendo las condiciones del conflicto, además de los efectos del cambio climático y los impactos de la Covid-19. Y ahora con la crisis actual, que ha afectado al suministro de ayuda humanitaria en el país, la situación de las personas ha empeorado”, comentó el responsable de Incidencia en Acción contra el Hambre, Jean Raphael Poitou, quien hizo hincapié en la importancia de atender a las personas que siguen en el país y no pudieron salir.

Así, Acción Contra el Hambre informó de que sus equipos están a punto de retomar sus actividades en las provincias de Helmand (sur), Ghor, Daykundi (centro) y Badakhshan (noreste), principalmente con programas de nutrición y salud a través de clínicas móviles para llegar a las personas más vulnerables de las zonas remotas, con proyectos agrícolas para reforzar la seguridad alimentaria de las comunidades locales, proyectos de agua y saneamiento, de salud mental y promoción de buenas prácticas de cuidado para las madres/cuidadores y sus bebés.

Por otra parte, según Poitou, la condición ‘sine qua non’ es que el entorno sea seguro para su personal y la población para la que trabajan. Así, insistieron en diferenciar a las organizaciones humanitarias de otros actores, como gobiernos, pues las intervenciones de Acción Contra el Hambre, como ONG, “requieren de garantías de seguridad y poder trabajar según los principios humanitarios”. Asimismo, la organización incidirá en la atención a la situación de las mujeres y niñas.