Dicho abandono se produce en el mismo sentido que cuando llegan. Así, desde mediados de julio van desapareciendo de manera progresiva de las zonas más meridionales de España. Sin embargo, es en agosto cuando dejan de verse en las zonas más septentrionales y pueblos y ciudades de montaña, o de mayor altitud. La organización dedicada a la conservación de las aves especificó que “esto se produce una vez que han sacado las crías adelante”.

Por otro lado, destacó la importancia de registrar las fechas de los eventos biológicos de las aves y su entorno tales como la llegada y partidas de las diferentes especies migratorias. Esto, según SEO/BirdLife, “es un buen ejercicio de ciencia ciudadana”, ya que el registro continuado de estos datos proporciona una base “sólida” para detectar cambios en la fenología de las especies.

El programa de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife, ‘Aves y Clima’, recoge cada temporada las fechas para una misma localidad o área ‘Estación de Fenología’.

A este respecto, el coordinador del programa Aves y Clima, Blas Molina, aseguró que “cada año estas fechas de migración varían ligeramente. Sobre todo, están influenciadas por diferentes factores como la latitud, la longitud, la disponibilidad de alimentos o las condiciones adversas o favorables durante los viajes migratorios, pero son las condiciones meteorológicas las que juegan el papel más importante”.