Según detalló durante la presentación de resultados semestrales del banco, será además un “impacto acumulado” y “de largo plazo”, ya que el negocio de financiación aumenta en un año un 1,5 y el siguiente otro 1,5% “en conjunto habrá crecido el saldo de crédito un 3% y puede dar, sin duda, una alegría en ese aspecto en la actividad crediticia actual”.
Dicho dinamismo inducido tendrá lugar, a su juicio, con un mayor impacto “en el año 2022 y siguientes que en los seis meses que nos quedan de año, que, seguro, que habrá algún impacto, pero la mayor parte creo que la vamos a ver más y más adelante”.
Durante su intervención subrayó que los fondos europeos “son importantísimos” y suponen una herramienta “extraordinaria que tenemos como país para salir de esta situación de crisis, no solo con los medios tradicionales y tener una recuperación clásica, sino para poder invertirlos de manera que aceleren el crecimiento futuro”.
La previsión de CaixaBank es precisamente que a finales del 2022 se haya recuperado el PIB del año 2019 en términos reales, pero advirtió de que también nos encontraremos con una deuda pública de “aproximadamente 300.000 millones superior a la que teníamos en el año 2019” y eso obligará a encarar el crecimiento con “una carga” mayor que también habrá que gestionar.
El banquero defendió que los gobiernos han hecho “lo correcto” con el despliegue de las ayudas públicas que “han permitido a familias y empresas sobrevivir” ampliando la deuda pública con el respaldo de Europa y del Banco Central Europeo (BCE), pero señaló que “nos vamos a tener que asegurar que esa inversión de fondos europeos nos permiten incrementar el crecimiento de una economía de una manera sostenida”.
Para ello explicó que “necesitamos” asegurar que dichos recursos europeos “no solamente sirven de manera cíclica, sino que sirven de manera estructural para acelerar ese crecimiento”, “vienen acompañados de las reformas estructurales que se están planteando” y es “importante que se invierta de una manera responsable”.
Según explicó, se trata de “acelerar al crecimiento futuro” con dichas inversiones y reformas porque en el futuro habrá que “repagar ese mayor nivel de deuda pública sin tener otros problemas de sostenibilidad”. “Tenemos que asegurar que crecemos con más rapidez para poder pagarla de manera ordenada”, agregó, subrayando que será “uno de los desafíos más importantes, sino el más importante que tenemos una vez pasada la fase inmediata de recuperación económica”.
Se trata, explicó, de “trabajar para tener asegurado la sostenibilidad de la deuda y por tanto, que no tengamos una dependencia de los programas de compras del BCE” para que los mercados que nos financian “tengan la confianza de seguir haciéndolo esté o no esté el BCE”. Al respecto apuntó además la importancia de “diseñar a medio largo plazo programas que aseguren la sostenibilidad de esa deuda pública” en los países cuando sus niveles son altos.