Desde su punto de vista, la crisis sanitaria ha sometido a las personas a “una adaptación” que puso en evidencia las fortaleza y debilidades de cada uno. Es así como “muchas parejas se han fortalecido”, pero advierte de que otras han sufrido "tensiones importantes”.

Por ello, según Valls, las vacaciones pueden ser el momento para recuperarse del “desgaste”, aunque para las parejas “con dificultades más profundas”, este periodo puede suponer generar más tensiones.

Esto se debe a que las vacaciones y la limitación de la socialización al entorno familiar más próximo producen una “intensificación” de la convivencia que no hace sino acentuar el estado en el que ya se encontrara la pareja.

En este contexto, la psicóloga recomendó a las parejas “realmente dañadas” afrontar directamente el problema sin esperar que las vacaciones sean un “bálsamo” en sí mismas. Asimismo, aconsejó “estar acompañados de amigos íntimos comprometidos con la pareja o que hayan pasado por una situación similar”.

En cuanto al afrontamiento de la verdad, señaló que “es el primer paso hacia la felicidad". Por eso aconsejó superar las reticencias a recurrir a ayuda profesional.