“Gracias a esta nueva norma, Madrid se sitúa muy a la cabeza de la mayoría de las capitales europeas”, afirmó Fiapas en un comunicado. Servirá para mejorar “la calidad de la atención a los usuarios en el servicio público del taxi, particularmente de las personas con sordera que utilizan audífonos o implantes auditivos”, señaló, puesto que “el ruido del tráfico y del entorno, sumado al propio del motor y a la distancia y a las dificultades de lectura labial entre el pasajero y el conductor, dificultan o imposibilitan la comunicación entre ambos”.

Agregó que dicha circunstancia “se agrava en la actualidad por las necesarias medidas de seguridad para evitar el contagio de la Covid-19, como la instalación de mamparas y el uso de mascarillas, que minoran y distorsionan la voz del interlocutor”.

Por todo ello, Fiapas apeló a la toma de conciencia de las administraciones competentes para que esta iniciativa “sea extrapolable a otras ciudades, dado que genera una alta correlación coste-beneficio, pues los bucles magnéticos tienen un ciclo de vida muy largo, el requerimiento de mantenimiento es mínimo y beneficia a un importantísimo número de ciudadanos , tanto pasajeros como conductores con sordera”.

“Esta instalación debe realizarse conforme a la norma de calidad vigente, y para que su rendimiento tenga la calidad deseable, debe hacerse fija, en el techo del vehículo, posibilitando la comunicación tanto si la persona con sordera es uno de los pasajeros, como si se trata del conductor”, señaló.

“En este último caso, el bucle magnético es la adaptación en su puesto de trabajo más efectiva, pues la exposición continuada de estos profesionales del taxi a la contaminación del ruido de las ciudades les hace muy vulnerables a las pérdidas de audición", concluyó Fiapas.