En ese sentido, la directora en funciones de World Vision Etiopía, Karmen Trajkov Till, explicó que “el personal (de su ONG) está actualmente evaluando la situación sobre el terreno en Tigray” y puso de manifiesto que “están ansiosos por volver a trabajar entregando ayuda y asistencia vital a una región donde los niños y niñas están muy necesitados”.

La región de Tigray ha sufrido un conflicto armado y una sequía en los últimos meses, lo que ha provocado que haya 5,2 millones de personas, incluidos menores, que necesitan asistencia, un millón de desplazados internos y más de 63.000 individuos refugiados en el vecino Sudán.

A ello se suma que la amenaza latente de la pandemia del coronavirus ha provocado el cierre de escuelas durante meses, muchas de las cuales están siendo utilizadas como centros de desplazamiento.

Ante esta situación, Karmen Trajkov Till constató que el alto el fuego “ofrece la oportunidad de ampliar el acceso humanitario dentro de la región y recuperar rápidamente la entrega de asistencia, si se puede mantener la paz”, por lo que reclamó a todas las partes que “respeten el derecho internacional humanitario, el acceso humanitario sin restricciones y la protección de los civiles”.

Por último, consideró “absolutamente esencial y urgente” proporcionar ayuda humanitaria a la población, ya que se prevé que 401.000 etíopes se enfrenten a “una situación catastrófica” como consecuencia de la hambruna prevista entre julio y septiembre, con 1,8 millones viviendo al borde de la inanición.