Estas fueron las palabras con las que concluyó su comparecencia ante el Pleno de la Cámara Baja, que se prolongó durante siete horas y cuarto. A pesar de las fuertes críticas de la derecha y las llamadas a aceptar un referéndum por parte de los independentistas, agradeció a todos sus intervenciones en “el templo de la palabra”, aunque a veces sea más bien “el templo de los improperios”.

En su intervención final, Sánchez habló nuevamente de los indultos a los líderes independentistas catalanes condenados por el ‘procés’ y dijo entender los reparos que pueda tener parte de la ciudadanía catalana y española respecto a los mismos. En todo caso, defendió que son un “primer paso” que abunda en el mensaje “rotundo” de “convivencia”.

Un primer paso hacia el “reencuentro de buena parte de la sociedad catalana que vivió con particular desgarro lo que ocurrió en 2017”, indicó, y rememoró que entonces el PSOE era el primer partido de la oposición y apoyó al Gobierno de España en sus acciones, como la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Explicó que entonces le guio "el mantenimiento del orden constitucional y la defensa de la convivencia”. Ahora, bajo la misma premisa, se da este “paso adelante” para superar y reparar “la crisis catalana que venimos arrastrando”.

En este punto, dijo que le gustaría que “todos fuéramos conscientes de la gravedad de lo acontecido, que tenemos que aprender la lección de entonces”. Expresó así su deseo de que “dejáramos a un lado las veleidades partidistas y tuviéramos en cuenta que lo que sucede en Cataluña, que es una parte muy importante de nuestro país, es primordial, fundamental”.

Es más, recalcó que ha de ser “un asunto de Estado y no partidista”. “Si lo tomamos como asunto de Estado, entre todos podremos encontrar una solución que satisfaga a todos y salvaguarde la convivencia en Cataluña, que no es ni más ni menos que salvaguardar la cohesión territorial en el conjunto del país”, finiquitó.