Ribera hizo esta consideración en declaraciones a Antena 3, recogidas por Servimedia, después de mantener esta mañana una reunión en la sede de su departamento con representantes del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, que calificó de "estupenda" y en la que hubo un "consenso alto" en cuanto a las "grandes cuestiones importantes y el enfoque".

Subrayó que "en absoluto" calificaría la situación de ese trasvase, que el Gobierno pretende modificar, como "guerra del agua", si bien reconoció que "hay elementos donde puede haber diferencias".

No obstante, Ribera comentó que el Gobierno mantiene como "premisa" realizar una gestión "lo más correcta posible" de las infraestructuras del trasvase. "Tenemos que estar preparados para cuando hay mucha sequía y para cuando hay inundaciones", indicó, antes de destacar que conviene "pensar que es importante invertir en recursos de proximidad y no de trasvase".

En este sentido, señaló que su departamento quiere reforzar la desalación y la interconexión en cada cuenca hidrográfica, y se ha comprometido a "acelerar" inversiones en este sentido.

NUEVO REAL DECRETO

Por otro lado, el Gobierno asegura en una respuesta parlamentaria, a la que tuvo acceso Servimedia, que trabaja en un real decreto sobre las normas reguladoras del trasvase por el acueducto Tajo-Segura que "permitirá disminuir la frecuencia en la que se presentan situaciones hidrológicas excepcionales en la cabecera del Tajo" y mantendrá "prácticamente" los mismos volúmenes anuales de agua trasvasada.

La normativa actual indica que cuando los embalses en la cabecera del Tajo alcanzan el nivel 3 -es decir, de situación hidrológica excepcional-, Transición Ecológica autoriza "discrecionalmente y de forma motivada" un trasvase de hasta 20 hectómetros cúbicos (hm3) al mes.

Frente a ello, el Gobierno señala que el nuevo real decreto dotará de "mayor estabilidad los envíos a las cuencas receptoras, permitiendo, por un lado, que los regantes puedan planificar mejor sus riegos y, por otro, mantener unos niveles más altos de agua en los embalses de la cabecera del Tajo, al reducir ligeramente los volúmenes de agua que se tendrán que transferir en situaciones normales".

"En definitiva, lejos de tratarse de un atropello, lo que se va a hacer es actualizar y ajustar los parámetros vigentes a la realidad actual para reducir las situaciones hidrológicas excepcionales, que perjudican tanto a la cuenca cedente como a la receptora", concluye