El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación se fundó en 1997 y forman parte de él más de 100 periodistas en 50 países del mundo, que trabajan juntos en investigaciones periodísticas sobre temas transnacionales.

Para elaborar este informe, el ICIJ asegura que realizó más de un centenar de análisis de ADN que revelaron que casi una de cada diez muestras vendidas como merluza estaba mal etiquetada.

“Algunos de los casos descubiertos son descarados y obvios intentos de engañar al consumidor”, dijo Jann Th. Martinsohn, principal experto en ADN de la Comisión Europea, quien revisó la metodología y los resultados del estudio del ICIJ. “Y lo peor es que no son casos aislados”.

A finales de 2010, el mismo equipo de biólogos de la Universidad de Oviedo que analizó las muestras del ICIJ publicó un estudio más amplio en el que encontraron que más de un tercio de las muestras de merluza estaban mal etiquetadas.

Según el ICIJ, el problema del mal etiquetado o intercambio de especies es un fenómeno a nivel mundial que incrementa las ganancias de las empresas que venden pescado barato por uno más caro o incluso puede ayudar a ocultar la identidad del pescado ilegal. Asegura que se han encontrado casos con otras especies en países como Estados Unidos, Sudáfrica, Nueva Zelanda e Irlanda.

Este artículo es una nueva entrega de la serie del ICIJ “Looting the Seas” (“Saqueando los mares”), una investigación internacional sobre las fuerzas que están devastando los ecosistemas marinos de todo el mundo. El ICIJ reveló que la industria pesquera española había recibido casi 6.000 millones de euros en subvenciones desde el año 2000. Entre los beneficiarios de las ayudas públicas había empresas relacionadas con la pesca ilegal.