Así lo denunció este miércoles Amnistía Internacional, con motivo del 10º aniversario del comienzo de la guerra.

Según Amnistía, desde 2001 se han detectado algunos progresos en la promulgación de leyes relativas a los derechos humanos, la reducción de la discriminación contra las mujeres y el acceso a la educación y a la atención médica.

La aparición de una comunidad pequeña pero dinámica de periodistas y el modesto regreso de las mujeres a las escuelas, el mundo laboral y el gobierno son algunos ejemplos, apuntó.

A ello hay que añadir que durante estos 10 últimos años la población infantil escolarizada ha aumentado en seis millones, especialmente las niñas, destacó Amnistía.

Sin embargo, las condiciones de quienes viven en áreas muy afectadas por la insurgencia han sufrido un grave deterioro, agregó Amnistía, para quien en las zonas controladas por los talibanes y otros grupos insurgentes “la libertad de expresión y opinión está severamente limitada”.

“En los nueve meses previos a diciembre de 2010, al menos 74 escuelas de Afganistán fueron destruidas o cerradas a causa de la violencia”, subrayó, mientras que “La ONU documentó 1.462 muertes de civiles en los primeros seis meses de 2011”, destacó Amnistía.

En su opinión, Las mejoras iniciales realizadas después de 2001 se han visto seriamente perjudicadas por el creciente conflicto, ya que la inseguridad dificulta el trabajo de escuelas y clínicas en las zonas de guerra y las comunidades rurales

“Los progresos en la justicia y la labor policial, la seguridad humana y los desplazamientos se han estancado o incluso han experimentado un retroceso”, apuntó la organización, que también pidió que “los derechos de las mujeres no se vendan a los intereses de las negociaciones de paz con los talibanes”.

Por último, Amnistía recordó que la guerra ha provocado 450.000 desplazados internos, e instó a los aliados internacionales del gobierno afgano (incluido EE.UU) a no abandonar al pueblo hasta que no se encuentre una salida al conflicto.