Para el citado Observatorio, durante el pasado año “se consolidó un modelo de violencia política”, con estallidos recurrentes en torno a acontecimientos puntuales, que los autores del informe “cumplen la función de detonantes al servicio de la estrategia del independentismo para desestabilizar el marco social e institucional”.

Según el informe, la violencia política en Cataluña provino casi en exclusiva del ámbito adscrito ideológicamente al secesionismo y al anticonstitucionalismo. De 380 casos, en 349 el incidente violento fue perpetrado por personas o grupos independentistas. Tan sólo 11 casos, un 2,90 %, fueron achacables al ámbito ideológico contrario a la secesión. En 20 casos no se pudo identificar la adscripción política del agresor.

En consecuencia, el grupo de víctimas que sufrió de manera mayoritaria actos de violencia política fue el de particulares y entidades contrarias a la independencia. Sobre el total de 380 incidentes, en 281 ocasiones (un 73,95 %) las víctimas fueron identificadas como contrarias a la secesión. En 26 casos (un 6,84 %) las víctimas se identificaron como secesionistas. En 73 casos se consideró a las víctimas como de adscripción ideológica indeterminada.

Con octubre como el mes que registró mayor conflictividad, la mayoría de los sucesos tuvieron lugar en Barcelona capital (136 incidentes, 50,37%), que sumados a los ocurridos en su área metropolitana (ocho casos, 2,96%) y resto de la provincia (48 incidentes,17,78 %) suponen el 71,11 % del total. Tarragona toma el relevo de Lérida como provincia con menor número de altercados, con 15 hechos registrados.