#VacúnaTE

Un médico de Texas engaña al afirmar que las vacunas contra la Covid-19 son una "terapia genética experimental"

MADRID
SERVIMEDIA

Un vídeo con declaraciones del médico estadounidense Steve Hotze, que dirige el Centro de Salud y Bienestar Hotze de Houston, intenta engañar a la población sobre las vacunas contra la pandemia de Covid-19 al afirmar que son una "terapia genética experimental", lo cual es rotundamente falso.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google News Initiative.

El contenido audiovisual se ha viralizado en Facebook con el testimonio de este doctor, al que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU mandó una carta de advertencia en diciembre de 2020 por vender productos no aprobados con la excusa de que supuestamente ofrecen protección contra el coronavirus.

Hotze sostiene a lo largo de 17 minutos que las vacunas son “un peligro y riesgo mucho mayor para la salud que la Covid-19” y carga especialmente contra las dosis elaboradas con ARN mensajero de Pfizer y Moderna al entender que pueden alterar el ADN de las personas, lo cual ha sido reiteradamente desmentido por los científicos.

La realidad es que las vacunas de ARNm introducen una secuencia con las instrucciones para producir el antígeno en las células humanas. De esta forma, se entrena al sistema inmune para que reconozca los patógenos que causan enfermedades y así pueda defenderse de ellas. Lo que hacen las vacunas de ARN mensajero es, en vez de introducir en el organismo un patógeno atenuado o una parte de este, introducir las instrucciones para que sea el propio organismo el que produzca el antígeno (en este caso una proteína) que desencadene la reacción del sistema inmune.

En el caso del coronavirus SARS-CoV-2, la vacuna de ARN mensajero provoca que se produzca la proteína S de la superficie del virus y así entrena a nuestro sistema inmune frente al coronavirus antes de que ocurra la infección.

Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y presidente del Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha explicado varias veces que "al utilizar ARN mensajero estas vacunas le están proporcionando a las células las instrucciones para que estas fabriquen proteína S del coronavirus. Nada más. Estas moléculas de ARN mensajero son extraordinariamente lábiles [frágiles], y desaparecen muy rápidamente tras ser usadas para producir proteína S. Por eso hay que mantenerlas congeladas a tan baja temperatura".

Montoliu descartó que estas moléculas vayan "a insertarse en nuestro ADN, que sería la única manera de que nuestras células acabaran modificadas genéticamente, es decir, que se convirtieran en transgénicas. El ARN se administra, se usa y desaparece, se destruye y degrada por la propia célula, y ahí acaba su viaje".

En relación con lo anterior, Hotze dice que con las vacunas de ARNm "no hay manera de saber durante cuánto tiempo las células producirán proteínas virales o si alguna vez dejarán de producirlas" y, por consiguiente, nuestro sistema inmunológico estará "hipercargado". Pero esto no es así.

Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, aclara que las vacunas "no inducen la proteína espiga (spike o S) en grandes cantidades". Lo que hace el ARNm es enseñar a las células a producir la proteína S que el sistema inmune aprende a reconocer. Después, el ARNm de la vacuna se degrada y "al desaparecer el mensajero, la proteína no puede sintetizarse", aduce. Es decir, el cuerpo deja de producir más proteína S. El ARNm de la vacuna dura muy poco, "persiste el tiempo suficiente -unos pocos días- para inducir una respuesta inmune".

De hecho, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), en su recomendación para autorizar la comercialización de vacuna de ARN de Moderna, también indica que el ARN mensajero de la vacuna no permanece en el cuerpo: "Cuando una persona recibe la vacuna, algunas de sus células leerán las instrucciones del ARNm y producirán temporalmente la proteína de pico. El sistema inmunológico de la persona reconocerá esta proteína como extraña y producirá anticuerpos y activará las células T (glóbulos blancos) para atacarla. Si, más adelante, la persona entra en contacto con el virus SARS-CoV-2, su sistema inmunológico lo reconocerá y estará listo para defender al cuerpo contra él. El ARNm de la vacuna no permanece en el cuerpo, se descompone poco después de la vacunación."

Hotze también afirma en el vídeo que la vacuna contra la Covid-19 no cumple con la propia definición de "vacuna" de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC): "Un producto que estimula el sistema inmunológico de una persona para producir inmunidad a una enfermedad específica, protegiendo a la persona de esa enfermedad".

Pero los CDC indican en su web que las vacunas de ARNm son "vacunas contra la Covid-19 que están autorizadas y son recomendadas". Y explican que las vacunas aprobadas "ayudan a nuestro organismo a desarrollar inmunidad contra el virus que causa el COVID-19 sin que para ello tengamos que contraer la enfermedad".

Para denunciar más bulos relacionados con la desinformación de las vacunas contra la Covid-19, Maldita.es dispone de un canal de WhatsApp a través del número +34 644 229 319 para que cualquier persona pueda comprobar automáticamente casos de desinformación que llegan a través del teléfono u otras vías.

(SERVIMEDIA)
18 Abr 2021
PAI