En su intervención en la segunda jornada del debate de investidura del candidato de ERC a la Presidencia, Pere Aragonès, a quien presentó como “títere de Junqueras” igual que la presidenta del Parlament, Laura Borràs, lo es de Puigdemont. Ambos, interpretó, “negocian para avanzar en esa ensoñación” del separatismo y dejan a las instituciones “convertidas en un circo al servicio de un preso y un huido”, o bien “un teatro que nos hace perder el tiempo día sí y día también”.

Además, Garriga afeó el “menosprecio por la democracia y el pluralismo” que a su juicio revelaron otros parlamentarios al exhibir esvásticas o salir de la sala cuando él tomó la palabra, negó que haya un conflicto político en Cataluña porque a su juicio sólo hay “un grupo de políticos que han subvertido el orden constitucional” y pidió al presidente del grupo del PSC, Salvador Illa, que si vuelve a ocurrir se ponga del lado de ese orden constitucional, porque de lo contrario su discurso de hoy habrá sido “pura impostura”.

Una vez más, afirmó que “no existe una única forma de ser catalán” y que los independentistas “no tienen el monopolio de la catalanidad”; es más, postuló que “sentirse español es la forma más natural de ser catalán”. Así, denunció que vendan una sociedad plural cuando atacan a los miles de catalanes que no comparten su opinión y aseguró que en Cataluña los únicos inmigrantes bienvenidos son los “ilegales que vienen a delinquir”.

Garriga siguió recriminando al Gobierno catalán que no incremente el presupuesto en Sanidad ni apoye a los hosteleros, sino que ahuyente a las empresas, y, en cambio, ampare a la CUP y los antisistema. “No hay mayor discurso de odio que hacer pasar a los violentos por demócratas”, sentenció, dando la vuelta a una de las acusaciones habituales que se hacen a Vox.