Al CICR le preocupan "profundamente" el creciente número de víctimas y las denuncias de que los portadores de armas están utilizando los centros de salud de manera indebida.

"Hemos sabido que algunos hospitales están siendo atacados o utilizados con fines militares. El martes, en Brega, nuestros delegados vieron cómo se disparaba contra varias ambulancias", declaró Georges Comninos, jefe de la delegación del CICR en Trípoli. "Esto amenaza seriamente la asistencia sanitaria a los heridos y enfermos", añadió.

El CICR señaló que, conforme a lo dispuesto en el derecho internacional humanitario, las partes en un conflicto armado deben distinguir en todo momento entre civiles y combatientes, y tomar todas las precauciones posibles para preservar la vida de las personas civiles.

Además, el personal y las instalaciones sanitarias también deben ser respetados. "Emplazamos a todas las partes en conflicto a que protejan a la población civil y permitan al personal sanitario realizar su labor en condiciones de seguridad. Hay muchas vidas en juego", afirmó Comninos.

Hace una semana, el CICR distribuyó suministros médicos al principal hospital de Al Zawiya, una ciudad costera situada a unos 50 kilómetros al oeste de Trípoli.

Los suministros incluían material quirúrgico, soluciones intravenosas, apósitos y otros artículos necesarios para atender a los heridos. Actualmente se libran cruentos enfrentamientos en zonas densamente pobladas de Al Zawiya.

"Algunas de las zonas donde los combates son más violentos son, por el momento, inaccesibles. Confiamos en que se nos deje acceder pronto a ellas para poder proporcionar a la población la ayuda que necesita", explicó Comninos.

El CICR mantiene una presencia permanente en Libia desde que comenzó el conflicto armado a finales de febrero. Su personal está emplazado en Trípoli, Bengasi, Misrata y en las montañas de Nefusa.