Estas pruebas reevalúan los márgenes de seguridad de los sistemas de protección existentes en las instalaciones nucleares e identifica posibles mejoras adicionales para mitigar accidentes por encima de las bases establecidas en el diseño inicial de las centrales.

Así, durante el ejercicio se han contemplado situaciones más allá de lo contemplado en las bases de diseño de las centrales en situaciones de inundaciones, terremotos, accidentes severos o de pérdida de la refrigeración.

El CSN enviará el próximo 15 de septiembre un informe preliminar a la Comisión Europea en el que recogerá un análisis inicial sobre la documentación remitida por las instalaciones nucleares.

Posteriormente, el 31 de octubre, las empresas operadoras de las centrales enviarán al Consejo los resultados completos de las pruebas, así como la documentación de soporte correspondiente.

Una vez analizados estos resultados, el CSN deberá enviar a la Comisión Europea su informe definitivo antes del 31 de diciembre.

El alcance técnico de las pruebas de resistencia se definió teniendo en cuenta escenarios que se produjeron en el accidente de la central nuclear de Fukushima (Japón), y en los que coinciden varios sucesos iniciadores y fallos múltiples.

De este modo, el parque nuclear español ha basado su reevaluación en riesgos sísmicos; en inundaciones relativas a rotura de presas, grandes precipitaciones o avenidas de agua procedentes de los ríos o embalses cercanos a la instalación; en escenarios de pérdida de alimentación eléctrica y de pérdida de sumidero final de calor; y en la gestión de accidentes severos.