El estudio "Los fármacos como factor de riesgo en el anciano", de los doctores Vargas, De Miguel y Moreno, afirma que la respuesta a los medicamentos en el anciano se ve afectada directamente por su envejecimiento y por otros factores socioculturales, como la falta de memoria, la soledad o la disminución de la capacidad intelectual. Además de un alto incumplimiento de los tratamientos, el trabajo señala que el 80% de los pacientes ancianos se automedica habitualmente. "Este consumo incontrolado de medicamentos hace que las interacciones sean más frecuentes en el anciano", añade.

Los redactores del trabajo explican que un 80% de las personas mayores padecen alguna enfermedad crónica (diabetes, hipertensión, artrosis o insuficiencia cardiaca) y que los medicamentos indicados para su tratamiento "constituyen un alto riesgo potencal de interacciones, que condicionan una disminución de la respuesta terapéutica o, en otros casos, potencian su toxicidad".

Otro factor que provoca reacciones adversas a los fármacos en estas poblaciones son los cambios biológicos que sufren los ancianos, que modifican la absorción y la velocidad con la que se realiza la asimilación del producto en la población general.

El estudio señala que alguna de las alteraciones apuntadas pueden producir una disminución del efecto farmacológico, aunque la ayor parte lo incrementa.

Los fármacos que producen reacciones adversas con más frecuencia en ancianos son: los antidepresivos tricíclicos, los diuréticos, las benzodiazepinas, los vasodilatadores cerebrales, los betabloqueantes, los antagonistas del calcio, los inhibidores de la ECA, los corticoides, etc.