"Hombres y mujeres sufren de manera distinta la pobreza. El género es un factor que incide en la pobreza, como la edad, la etnia o el origen geográfico", señala Parra. La profesora sostiene que es importante estudiar la pobreza como algo conectado a la noción de género, y de manera especial en la adopción de políticas públicas, ya que, si se soslaya esta visión, "se concibe y se mide mal el fenómeno". Si la inversión pública no tiene en cuenta el factor del género, corre el riesgo de "atentar contra la equidad" y contribuir "a perpetuar la pobreza".

Desde su punto de vista, es posible distinguir aspectos de las políticas de género que tienen importancia estratégica desde el punto de vista de la superación de la pobreza: la conciliación, el empoderamiento, la autonomía económica, los derechos sexuales o la participación de las mujeres en la esfera sociolaboral.

Sin embargo, desde las instancias políticas no siempre se ha incorporado esta visión. Sin ir más lejos, "la estrategia Europa 2020 desarrollada en la Unión Europea no ha tenido presente un diagnóstico de género", observa Parra.

A pesar de ello, sí que se ha iniciado un "estudio exhaustivo sobre la pobreza, conectando el género con otras categorías de desigualdad, y poniendo el acento en grupos de mujeres más vulnerables", concede esta experta, que plasma todas estas consideraciones en el capítulo ‘La feminización de la pobreza’, de la revista 'Parrac Solidari. Les dones pioneres de l’economia solidària', editada por el Ayuntamiento de Barcelona, el Observatorio de Economía Solidaria, la Fundación Trinijove y la Cátedra de Economía Solidaria de la UAO CEU.