Rubalcaba basa su proyecto en “no prometer nada que no pueda cumplir”

- Propone recuperar el impuesto para “grandes patrimonios” y que bancos y cajas dediquen parte de los beneficios a crear empleo

- Pide al PSOE que sea “ambicioso” en las aspiraciones y “realista” en las propuestas

MADRID
SERVIMEDIA

El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, expuso hoy los pilares básicos sobre los que pivotará su proyecto, construido a partir de la premisa de no prometer a los ciudadanos “nada que no me vea capaz de cumplir”.

Proclamado formalmente candidato por el Comité Federal del PSOE, su máximo órgano de dirección entre congresos y el mismo que le avaló como aspirante a las primarias, Pérez Rubalcaba pronunció su primer discurso, de algo más de una hora, en una escenografía ya probada en las últimas semanas.

Sentado inicialmente entre su esposa, Pilar, y el secretario general y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba se dirigió al auditorio desde un sobrio atril en el que sólo se veía su segundo apellido en letras rojas mayúsculas y junto a dirigentes del partido.

Rodeado de muchas palabras iniciadas con la letra de ese apellido, comenzó con humor echando en falta el adjetivo que tantos fines de semana “me ha separado” del presidente, reconocido culé, “realmadridista”.

Sus primeras palabras fueron para agradecer la confianza depositada en él por quienes le han elegido candidato, para declararse “orgulloso” de ser socialista y para asegurar que su principal virtud es que nunca se ha “arrugado” ante las situaciones difíciles, “y por eso estoy aquí”.

En un momento difícil para España en el que no caben “ventajismo ni irresponsabilidad” sino compromiso, pidió al PSOE que sea “ambicioso en las aspiraciones y realista en las propuestas”, porque los ciudadanos reclaman propuestas concretas a sus problemas.

Como premisa básica, “no podemos prometer aquello que no podamos cumplir” y por ello garantizó que nunca se le escuchará prometer a los ciudadanos “algo que no me sienta capaz de llevar adelante”.

Por un momento echó la vista atrás para declararse orgulloso de su trayectoria como miembro de los gobiernos de González y de Rodríguez Zapatero, a los que ha visto “dejarse la piel” por España, “dar la cara cuando otros se escondían, y sacar la cabeza cuando otros intentaban sacar ventajas”.

Como ejemplo de ello se remontó a la noche del 9 de mayo del año pasado, previa a la aprobación del plan de ajuste para acelerar la reducción del déficit, en la que el presidente no hablaba “de votos, de su futuro político, ni tan siquiera del PSOE”, y su única idea era “no nos puede pasar lo que le va a pasar a Grecia” porque lo padecerían generaciones de españoles.

Esa explicación puso en pie al auditorio mientras Rodríguez Zapatero llenaba la gran pantalla del escenario, y justo después el candidato alertó de que el PP es el “adversario”, pero el “enemigo” son el miedo, la inseguridad, la injusticia, la intolerancia y la inseguridad, y hay que hacerles frente “como aliados del progreso y del cambio”.

Los tres ejes sobre los que deben seguir pivotando el proyecto del PSOE son el mantenimiento de los principios del partido, su capacidad para adaptarse al cambio e incluso protagonizarlo, y la oferta de un proyecto mayoritario que pueda concitar el respaldo de los ciudadanos, dijo.

Entre los principios del partido, advirtió de que están los derechos, pero también las obligaciones y las responsabilidades. Por eso abogó por defender a quienes progresan con su esfuerzo “y no engañando o especulando”, y por exigir “austeridad pública y privada” a todos los representantes de los ciudadanos. “Hace mucho tiempo que pienso que si no vives como piensas, acabas pensando como vives”, alertó.

Más política, más democracia y más Europa es su respuesta para quienes temen “razonablemente” que los mercados son más importantes que los votos y que la política “ha perdido la batalla”, porque es la política la que ha permitido eso y desde la política hay que “corregirlo”.

En ese sentido, apostó por sumar en Europa esfuerzos para acabar con la “indecente y absolutamente inmoral” existencia de paraísos fiscales, y para “dejar de quejarnos” de las agencias de calificacion estadounidenses y crear una europea.

En su opinión, los ciudadanos piden cuatro cosas a sus políticos, “que escuchemos su demandas, identifiquemos sus problemas, propongamos soluciones, y se los arreglemos”, y ante ello expuso cuatro objetivos concretos.

“Lo urgente es crear empleo, lo importante es una economía sana y competitiva, lo nuestro es igualdad de oportunidades, y lo que nos piden son cambios en política y en democracia”.

BURBUJA INMOBILIARIA

Al hablar del primer objetivo, la creación de empleo, reconoció que la crisis pilló a España “con la deuda hasta el cuello” por la burbuja inmobiliaria, y ahora hay que “pagar esa deuda” rellenando con otros sectores los puntos del PIB y los millones de empleos en los que se excedía construcción.

Alertó después de que los españoles no pueden esperar a que la economía crezca lo suficiente para crear empleo y es necesario buscar “una vía rápida” de generar puestos de trabajo. Abogó por ello por culminar cuanto antes la reestructuración del sistema financiero y “muy pronto será el momento de decir que, de sus beneficios, dejen una parte para la creación de empleo”.

A medida que vaya creciendo la economía, añadió, será momento de plantear “políticas redistributivas” para compensar esfuerzos ante la crisis y que todos los ciudadanos “salgamos al mismo tiempo” de ella. Por ejemplo, habló claramente de “rectificar” la eliminación del Impuesto de Patrimonio y recuperarlo pero para los grandes patrimonios.

Pérez Rubalcaba rechazó que generar déficit sea “progresivo” y alertó de que hay que cumplir el compromiso para reducirlo, pagar la deuda, equilibrarla balanza de pagos y combatir la inflación, y para ello señaló la necesidad de “buenos empresarios, trabajadores formados”, garantizar infraestructuras, una administración eficiente y sin duplicidades, un mercado laboral “flexible y seguro”, un mercado energétivo eficiente, industria robusta, innovación consolidada y sistema financiero “que preste”.

“Es posible, no es descartable, que alguna vez el Estado tenga que aportar capital para sanear alguna caja”, y en ese caso su idea es que el Estado “esté ahí” para asegurar el destino de ese capital y que al retirarse los ciudadanos “no pierden un solo euro”.

La energía, el cambio climático y el envejecimiento de la población son grandes retos de Europa, pueden ser problemas para España, pero también “grandes oportunidades” de crecimiento económico y de creación de empleo.

EDUCACIÓN Y SANIDAD

Como docente y funcionario, aseguró que España tiene “el mejor sistema educativo para formar funcionarios”, pero ahora lo que toca es “partirme el pecho por los emprendedores” enseñando esa actitud en los institutos y universidades, y combatiendo el abandono escolar porque requiere recursos pero más cara es “la ignorancia”.

Anunció que no cambiará ninguna ley educativa en vigor porque la educación “no necesita zarandeos legislativos” sino diálogo y estabilidad del marco legal, con profesores motivados y valorados y centros bien gestionados, y para todo ello reiteró su idea de “trasplantar” el sistema MIR de los sanitarios al personal docente.

Con esa percha suscitó los aplausos al asegurar que la sanidad pública es una de las pocas cosas “sagradas e intocables” para los ciudadanos, y también para el PSOE, que hará “bandera” de su defensa, como también de las familias en sus diferentes formas, “unos predican y otros lo hacemos”.

Si hay que emprender cambios económicos y sociales, también hay que emprenderlos en la política, advirtió, empezando por hacerla “completamente limpia” combatiendo la corrupción no sólo persiguiéndola y castigándola, sino evitándola, y para ello defendió implantar “controles previos” del Estado a los planes urbanísticos.

Hay que “hilar fino”, reconoció, pero no se trata de quitar competencias ni autonomía a otras administraciones, sino de “compartir controles más eficaces”.

Finalmente, se mostró convencido de que para los ciudadanos ya no es suficiente votar cada cuatro años y el resto del tiempo “limitarse a escucharnos”, y juzgó “razonable” la exigencia de más proporcionalidad de los votos y más cercanía de los políticos.

Reclamó por ello una “discusión a fondo” sobre el sistema electoral, consciente de que quiere consenso, pero también de que es una exigencia de los ciudadanos.

Como punto de partida para esa reflexión, avanzó que le gusta el modelo alemán, circunscripciones pequeñas que facilitan por ello el contacto entre representantes y representados, y un resto nacional que favorece la proporcionalidad.

En ese sentido, pidió al partido que aborde una reflexión en la Conferencia Política que se celebrará el primer fin de semana de octubre, para que de ella salga una propuesta concreta de reforma electoral.

Junto a ello, se mostró dispuesto a hacer “muchos más esfuerzos” para que la crispación y el sectarismo “pasen al pasado del que nunca debieron haber vuelto”.

Después de más de una hora de discurso con peticiones de que no le interrumpieran “porque no comemos”, Pérez Rubalcaba concluyó que todo ello es ambicioso pero también “posible”, y por eso será creíble para los ciudadanos y capaz de concitar apoyo si se pelea por ello y se explica bien, “escuchar, hacer, explicar”, su lema a partir de hoy.

(SERVIMEDIA)
09 Jul 2011
CLC/gja