“La población penitenciaria se vacunará más adelante en función de disponibilidad de vacunas y con independencia de criterios etarios”, recoge textualmente el documento aprobado por el Gobierno y las comunidades autónomas.

Y es que, aunque reconoce que “la población penitenciaria es, sin duda, uno de los más relevantes” grupos para la vacunación y se comenzará a vacunar a adultos mayores de 45 años en el segundo trimestre de este año, las autoridades sanitarias han decidido aplazar la inmunización de los reclusos independientemente de su edad.

El criterio para vacunar a la población reclusa será el de “mayor riesgo de exposición” bajo el “principio de necesidad y de protección frente a la vulnerabilidad”, por lo que “se recomienda agrupar y simplificar las actividades de vacunación” en las prisiones “atendiendo a las circunstancias de cada centro”.

No obstante, se utilizará la vacuna indicada para cada interno dependiendo de su edad, ya que las dosis de AstraZeneca sólo se pueden administrar en menores de 55 años.

En la última actualización de la estrategia de vacunación, aprobada por la Comisión de Salud Pública, se han especificado las prioridades para vacunar con dosis de ARNm. En primer lugar, las recibirán personas de 70 a 79 años, seguidos de quienes tengan de 60 a 69. Después, las de menos de 60 con condiciones de riesgo alto y, por último, personas con edades comprendidas entre los 56 y 59 años.

Las de AstraZeneca, que sólo se administrará a menores de 55 años, se inyectará en el siguiente orden: primero a personal sanitario y sociosanitario no vacunado anteriormente, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, farmacéuticos y protésicos dentales. Más tarde la recibirá el resto de personal sanitario y sociosanitario no vacunado, policías, personal de emergencias y Fuerzas Armadas, profesores de infantil y educación especial, docentes y personal de educación primaria y secundaria y, por último, personas entre 45 y 55 años.