Sánchez quiso iniciar su réplica a los grupos desde la tribuna del Congreso de los Diputados abordando este asunto al que aludieron distintos partidos. “Como saben, el Gobierno, por boca entre otros del competente en el Consejo de Ministros (el ministro de Justicia), adelantó su voluntad de reformar la ley para mejorar la protección de la libertad de expresión en nuestro país”, señaló.

“Queremos hacerlo en línea con la legislación en vigor en el entorno europeo”, recalcó, “y lo vamos a hacer”. En consecuencia, destacó que esta Cámara tendrá la oportunidad de debatir en profundidad sobre este asunto.

Sí quiso advertir de antemano de que, “a juicio al menos de lo que el PSOE representa”, la libertad de expresión, como cualquier derecho fundamental, está “sujeta a ciertos límites que son justamente los derechos y libertades de los demás”. Estos “deben ser igual para todos y todas”, remarcó.

Además, el jefe del Ejecutivo abundó en que esta regulación debe contar con el “máximo respaldo posible” para lograr “el máximo consenso” que se pueda con este cambio normativo.

Dicho esto, Sánchez aludió directamente a los “episodios violentos registrados en algunas ciudades estos días” tras la encarcelación del rapero Pablo Hasél. En primer lugar, sentenció que “nada tiene que ver con la libertad de expresión lo que hemos visto” en las calles de algunas ciudades. Es más, opinó que “el peor servicio que puede prestarse a la defensa de la libertad de expresión es el recurso a la violencia”.

En palabras del presidente del Gobierno, “nada hay más opuesto a cualquier libertad en una democracia que el recurso a la violencia”. “La violencia no es libertad, es un ataque a la libertad de los demás”, incidió, recalcando en todo momento que “el Gobierno se opone a todo tipo de violencia”, la de las calles, la que se ejerce contra las mujeres o contra los inmigrantes, por ejemplo.

Según el análisis de Sánchez, la violencia “es la peor propaganda para cualquier causa porque atrae toda la atención sobre el propio acto violento”. “Ninguna democracia plena puede amparar, consentir y desinteresarse” ante la violencia, indicó, y “España es una democracia plena”.