Así lo reclamó el voluntario Maurici Blancafort Planas, durante su comparecencia en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso de los Diputados, en la que subrayó que el objetivo de la Fundación es luchar contra la soledad y la marginación de estas personas por medio del acompañamiento emocional de voluntarios así como la sensibilización de la sociedad.

A este respecto, denunció que la sociedad lucha contra la soledad no deseada en vez de trabajar “a favor de la compañía”. “Debemos conseguir que la ONU reconozca el acompañamiento afectivo y que sea aplicable en todo el mundo”, insistió, al tiempo que hizo hincapié en que las “complicidades” tejidas entre ambas organizaciones permitieron la creación de un grupo de trabajo común que trata de evaluar y proponer una norma que permita la implementación del derecho al acompañamiento efectivo en todo el territorio.

Además, ha promovido declaraciones institucionales, mociones y proposiciones a favor del derecho al acompañamiento efectivo en diversas instituciones para poderlas presentar de ahora en adelante.

“Todas las personas tienen derecho a ser acompañadas y a que esta relación entre iguales sea efectiva, libre, bilateral, directa, respetuosa y consentida”, abundó Planas, convencido de que la vinculación entre personas “supone mayor fortaleza y cooperación”, al tiempo que recordó que, según el INE, antes de la pandemia había 4,7 millones de personas que vivían solas en España, de las que 2,3 millones eran mayores de 65 años.

Tras lamentar los casos de personas fallecidas en soledad, si bien incidió en que “el problema no es la soledad sino la soledad crónica no deseada”, defendió que el reconocimiento del derecho al acompañamiento afectivo supondría poner “la primera piedra para que esto no vuelva a ocurrir”.

En referencia a este derecho, destacó que el grupo de entidades que forman la Comisión de Trabajo del Derecho al Acompañamiento Efectivo ya está elaborando un texto para proponer una futura norma a nivel internacional, e incidió en la importancia de contar con la “complicidad” de un Estado para presentar este proyecto en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

“Tienen ante ustedes un reto único y excepcional, un grupo de voluntarios con la complicidad de diversas entidades del sector, impulsan un proyecto de reconocimiento integral del derecho del acompañamiento afectivo a nivel mundial”, sentenció, dirigiéndose a los diputados, a los que pidió su apoyo parlamentario a esta iniciativa a través de una proposición no de ley.

En este sentido, puntualizó que el objetivo “inmediato” es presentar una propuesta instando al Gobierno a “tomar cartas en el asunto” en referencia al problema de la soledad no deseada, “haciendo suyo el derecho al acompañamiento afectivo”, y aseveró que España está "en disposición de ser pionera en el reconocimiento, desarrollo y aplicación del derecho al acompañamiento afectivo en nuestra sociedad”, por lo que solicitó a la administración que actualice y adapte a la nueva realidad su forma de atender a estas “víctimas de la sociedad del aislamiento”.