Castilla-La Mancha. Más de 83.000 euros para un joven que quedó incapacitado por mala asistencia médica
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Un juzgado de Cuenca ha condenado a Cenclisa (centro médico del grupo Asisa) y a dos de sus especialistas en traumatología al pago de una indemnización de 87.192 euros por la defectuosa asistencia médica prestada a un joven de 29 años que sufrió una lesión mientras jugaba un partido de fútbol sala, según informó en una nota la Asociación El Defensor del Paciente.
El comunicado indica que el 22 de diciembre de 2002, Carlos F.H. sufrió un accidente deportivo, por lo que acudió al Servicio de Urgencias del Complejo Sanitario Alameda de Cuenca, a través del seguro de la Mutualidad de Futbolistas Españoles y la compañía Asisa.
Allí le diagnosticaron de inflamación en el dorso del pie derecho y edema local sin deformidad ósea, le pusieron un vendaje y le aplicaron antiinflamatorios.
Al día siguiente, el joven acudió nuevamente al centro por mayor dolor e inflamación, diagnosticándosele esta vez de fractura del primer y quinto metatarsiano y prescribiéndosele llevar un botín de yeso durante 26 días.
Sin embargo, según la Asociación El Defensor del Paciente, se pasó por alto una fractura de cuña que, pese a existir, no se vio ni trató, y se diagnosticó una fractura del quinto metatarsiano que no había.
El 17 de enero de 2003 se le realizó otra prueba en la que se pudo seguir observando fractura de la primera cuña sin consolidar, que tampoco se diagnosticó, y se le retiró el yeso, cuando lo correcto hubiera sido retrasarlo y haber indicado magnetoterapia y electroterapia analgésica. A mediados de febrero el joven ya podía caminar pero tenía molestias.
El 21 de mayo acudió a revisión, donde se le diagnosticó de fascitis plantar bilateral y se le prescribieron unas plantillas que llevó durante dos meses sin resultado alguno.
Como en septiembre continuaba en el mismo estado, el paciente solicitó una segunda opinión médica, siendo derivado por Asisa a otro facultativo del grupo. Éste, sin efectuar prueba alguna para ver el alcance de las lesiones, reiteró el mismo diagnóstico del anterior especialista.
El segundo médico le recetó otras plantillas de tipo distinto que tampoco surtieron efecto, así como antiinflamatorios, tratamiento rehabilitador e infiltraciones locales en la zona interna del pie, de cuyos riesgos no fue informado el joven y que provocaron una infección interna que complicó aún más la situación en unos huesos afectados ya por una osteocondritis y posterior osteonecrosis.
Tras realizarle la segunda infiltración empeoró, por lo que solicitó reiteradamente una resonancia magnética que no fue autorizada.
Acudió al Hospital Virgen de la Salud de Cuenca, donde se le realizó por primera vez una resonancia magnética y se le diagnosticó correctamente la fractura de la primera cuña del pie derecho con signos de osteonecrosis debida a la negativa evolución como cosecuencia del deficiente tratamiento recibido. Este retraso afectó a la segunda cuña y al escafoides con signos inflamatorios.
Posteriormente, fue sometido en junio de 2004 a una operación en la Clínica Moncloa de Madrid para tratar la necrosis y osteocondritis, mal planteada y estudiada, ya que cerraron la herida quirúrgica sin drenajes a pesar de la tumefacción que indicaba la infección, proceso generado por las infiltraciones.
A partir de ese momento, el paciente continuó su tratamiento hasta su curación en centros sanitarios de la Seguridad Social. No obstante, le quedan secuelas derivadas del mal tratamiento en las clínicas de Asisa, padeciendo una limitación funcional del pie derecho y un trastorno adaptativo que conllevan un grado de discapacidad reconocida del 39%.
(SERVIMEDIA)
09 Jun 2011
JCV/caa