Esta agencia de la ONU asegura haber empezado ya a distribuir alimentos, medicinas, productos de higiene y refugios temporales al departamento de Bienestar Social y Desarrollo filipino para que, a su vez, los destine entre las comunidades más afectadas.

Según las autoridades locales, más de un millón de personas han resultado damnificadas. De ellas, más de 220.000 debieron ser trasladadas a centros para evacuados.