Educación
Expertos en Psicología consideran que es clave educar y no prohibir para evitar la adicción tecnológica de los menores
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La profesora del Departamento de Psicología y Pedagogía de la Universidad CEU San Pablo, Esther Rincón, señala que los programas de tratamiento psicológico que resultan eficaces incluyen un gran contenido de formación y concienciación. Así, apuesta por "educar, no prohibir" como clave para evitar la adicción tecnológica de los menores.
"El correcto uso de las nuevas tecnologías pasa por educar, no prohibir. Educar en cuál es el peligro, cuáles son las conductas preventivas y cuáles las de riesgo", afirma Rincón, quien subraya la importancia de "explicar, desde la psicología positiva, adaptando nuestro lenguaje a la edad del menor, entendiendo su mundo, respetando y validando sus emociones, en un clima de dialogo socrático y de construcción de reglas y de consecuencias a la infracción de estas".
La doctora señala, para ello, la importancia de educar a los agentes implicados en el cuidado de nuestros adolescentes y jóvenes; de "dotar de las herramientas de filtro necesarias a los sanitarios, a los profesores y a los padres, para que podamos conocer mejor al 'enemigo', para poder combatirlo y ser conscientes también de que éste tiene un maravilloso potencial si se emplea de una forma adecuada en nuestra sociedad, como puede ser la salud digital".
En este sentido, la profesora y directora del Máster de Innovación y Salud Digital de la Universidad CEU San Pablo alerta de que "los adultos hemos dado a los menores las llaves de un coche de última generación tecnológica y les hemos abierto la puerta para que se suban, sin saber muy bien cómo funciona, si sabrán emplearlo convenientemente, o si será peligroso para ellos". Un vehículo "aparentemente inofensivo y altamente placentero para el menor, puesto que mientras lo están empleando, se divierten y están tranquilos". Sin embargo, indica la especialista, "hay que analizar si las conductas que se llevaban a cabo como una forma de entretenimiento como, por ejemplo, chatear con los amigos o subir contenidos a una red social, se convierten en una necesidad". Este análisis es importante, ya que "puede que su no ejecución genere un malestar significativo en el sujeto, provocando que deba llevarla a cabo para reducir este malestar, dedicándole cada vez más tiempo, a pesar de que ello le acarre consecuencias negativas de diversa índole (familiar, escolar, o económica)". "En este sentido, apunta la psicóloga, “las conductas agresivas de los menores, consecuentes a la prohibición o imposibilidad del acceso a las nuevas tecnologías, constituyen señales de alarma que deben ser tenidas en cuenta y convenientemente valoradas, pues nos pueden estar indicando la presencia de un uso no responsable de dichas herramientas tecnológicas".
(SERVIMEDIA)
10 Feb 2021
AHP/gja