Vidal-Quadras participó de manera virtual en un coloquio junto a Fernández y la exportavoz del PP en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo, quien mostró su “gran admiración por Alejo, como tantos de nosotros”. “Creo que no me equivoco” al decir que “si Alejo hubiera seguido al frente del PP catalán durante una etapa más larga la historia hubiera sido distinta y mejor”, opinó la diputada por Barcelona.

El que fuera líder del PP catalán especificó que aceptó participar en este acto porque ha sido invitado, es decir, quiso aclarar que no apoya a un partido −tras alejarse del PP y también de Vox− sino “a personas que me piden que les apoye”, lo cual es “una gran diferencia” que quiso subrayar.

“Vengo a expresar mi confianza, mi amistad, mi coincidencia en las ideas, en los principios y en las convicciones con dos personas por las que siento profundo afecto y con las que tengo amplísimos campos de coincidencia”, manifestó Vidal-Quadras, y apostilló que “si alguien se sintiera molesto o celoso” por esta presencia podría haberle invitado a un intercambio de impresiones como éste y él participaría “encantado”.

No obstante, entonó un “cuidado” porque tampoco se uniría a toda invitación que le hicieran para hablar de política dentro de una formación. Así, sin mentar directamente a Vox ni al PP como tal, se centró en la figura de Fernández y confesó con “enorme cariño” que le ve “como un discípulo”.

“Yo me veo reflejado y siento un orgullo paterno-filial cuando le veo expresarse con esa claridad, firmeza, inteligencia…”, recalcó, expresando así su “confianza absoluta” en Fernández en estos momentos. “Alejandro cree todo lo que dice y sé que cumplirá todos los compromisos que adquiera y solamente dejará de hacer lo que él cree que debe hacer si otros se lo impiden”, valoró.

Vidal-Quadras también aprovechó para recordar su experiencia en “la lucha por la libertad, la racionalidad en política, contra el totalitarismo y contra el fanatismo”. “Y he de decir con dolor que, a veces, lo hemos hecho bajo fuego amigo” cuando tocaba enfrentarse a “un adversario tan formidable como ese conglomerado maligno y repulsivo de extremismo dogmático de izquierdas y de identitarismo totalitario secesionista”, y esto requiere “un enorme esfuerzo mental, moral y físico”.