En un comunicado, la FJI afirmó que esta norma “deja un sabor amargo”, pues aunque mejoró mucho a su paso por el Senado todavía tiene “demasiadas carencias como para valorarla de forma positiva”.

Como avances, la federación destacó que la nueva ley “abre las puertas al fin de las becas de investigación”, que en realidad servían para cubrir puestos de trabajo de forma encubierta.

Criticó, no obstante, la falta de definición de la carrera investigadora, la consolidación de la rigidez actual en el sistema de gestión y financiación de universidades y organismos públicos de investigación y la precariedad laboral de los investigadores.

A su juicio, todos estos son fallos actuales que la nueva ley no va a solventar y que desincentivan la captación de la excelencia y el talento por parte de los jóvenes investigadores.