En un artículo publicado en su blog de Internet con el título "Derecho a la Semana Santa", recogido por Servimedia, Rodríguez Ponga vincula los gritos "Católicos hijos de puta, ¡marchaos de aquí!" que se lanzaron en Barcelona durante la última visita del Papa Benedicto XVI con el incendio provocado esta misma semana en la Basílica de la Sagrada Familia.

"Uno ha puesto el mechero en la sacristía para incendiar una de las más reconocidas cumbres del arte mundial. Pero otros han ido creando deliberadamente un clima contrario al hecho religioso en sí, al valor de la virtud y, sobre todo, al catolicismo. Tienen una grave responsabilidad quienes enturbian la convivencia", sentencia.

Rodríguez Ponga subraya que la encuesta del CIS del pasado mes de enero puso de manifiesto que "el 74,3% de la población se declara católica, el 2,6% es creyente de otra religión y el 8% ateo", por lo que "tiene gracia que esa minoría quiera imponer sus creencias a la mayoría".

A su juicio, "la libertad religiosa no consiste en tratar a todas las confesiones religiosas por igual hasta reducirlas a simples asociaciones civiles, porque no es un derecho de las religiones, sino un derecho de las personas en cuanto tales, dentro de los derechos humanos más fundamentales".

El dirigente del PP afirma que "la libertad religiosa es reconocer un derecho individual, de conciencia, que se expresa colectivamente" y que, en el caso de España, la Historia deja patente que "es indudable que ha estado unida, desde el tiempo de los romanos, al cristianismo y, en concreto, al catolicismo".

En su opinión, "la Administración no puede ni debe ser neutral: tiene la obligación de cooperar con las confesiones religiosas" de la misma forma que apoya y subvenciona a asociaciones de consumidores, de vecinos o de jóvenes.

Rodríguez Ponga recuerda que atrás quedaron los tiempos de "crucifixiones, circos romanos, hogueras, guillotinas, campos de exterminio, gulags y Paracuellos".

"No hay derecho a que alguien eche leña al fuego contra las creencias de los demás, de las iglesias o las sinagogas, de las mezquitas o las pagodas. No hay ningún derecho a profanar templos ni a quemarlos. No hay derecho a ignorar estos hechos, porque sabemos que no dando importancia fue como creció antaño la semilla de las grandes persecuciones", concluye.