El nivel de subempleo se eleva aún más en el sector público, donde alcanza al 15,4 por ciento de los titulados superiores y a más de la cuarta parte de los titulados medios (25,3por cien entre las mujeres y 29 por cien entre los varones).

El informe pone como ejemplo el colectivo de empleados de servicios administrativos que, requiriendo una cualificación de formación profesional o BUP, "cuenta con una proporción apreciable de universitarios".

La previsión de los autores es que, de mantenerse las actuales tendencias del sistema educativo, en 1995 habrá entre 40.000 y 70.000 titulados universitarios más de los que necesita el sistema productivo.

La razón estriba en qe, mientras los titulados siguen aumentando imparablemente, los puestos de trabajo correspondientes han ralentizado su crecimiento, lo que ha producido un exceso de oferta en relación a la demanda de estos profesionales.

CAMBIO DE MENTALIDAD

El informe subraya la necesidad de cambiar la mentalidad de los españoles en relación a los estudios reglados encaminados hacia los servicios administrativos, que "fueron interiorizados por los individuos como el camino seguro de ascenso social, a través del abadono del trabajo físico".

"Esto, en una perspectiva dominada por los esfuerzos extenuantes, las jornadas prolongadas, los instrumentos escasos, y las condiciones de trabajo muy lejos de lo deseable en un agro atrasado y en una industria dependiente, era casi equivalente a dejar de trabajar", señala el estudio.

Recalca también la desproporción entre la gran cantidad de titulados supeiores respecto a los titulados medios, así como el desprestigio en que cayó la Formación Profesional, al ser configuada como "la alternativa al bachillerato para los fracasos en la Enseñanza General Básica".

A su juicio, esta es una de las razones de que las ocupaciones de tipo industrial tengan en la actualidad sólo un 9 por ciento de titulados con estudios de formación profesional, mientras que un 29 por ciento curso estudios de enseñanzas secundarias diferentes a la FP.

En su opinión, cabe espera que el Plan de Formación e Inserción Profesional y la reforma en curso de las enseñanzas medias produzcan "un cabio drástico de la consecución y la aplicación de los conocimientos prácticos a la realización de las tareas en los puestos de trabajo".

PROFESIONES CON FUTURO

El informe incluye también un estimación de la evolución de las diferentes profesiones en el periodo comprendido entre 1990 y 1995, según el cual los que tienen peores perspectivas son los militares y los sacerdotes.

En el sector primario, perderán terreno tanto los directivos de empresas agrícolas como los jornaleros, los empleados foretales y los trabajadores dedicados a la pesca o a la caza.

Entre los obreros, el declive más importante se dará entre los mineros, los obreros metalúrgicos, los empleados textiles, los del sector químico y los de caucho y plástico.

Por contra, las perspectivas son muy halagüeñas para el sector de la contrucción, y para profesionales como los electricistas, los fontaneros, soldadores y chapistas, los mecánicos y el personal de seguridad en general.

Entre los técnicos y profesionales, los que ienen más futuro son los cajeros y contables, los operadores de radio, televisión y cine, los deportistas profesionales y los ayudantes técnicos sanitarios.