El sindicato opinó, a través de un comunicado, que se ha producido “una extrema politización de este tema” y que se percibe la “falta de un apoyo decidido” a la propuesta de las cooperativas para hacerse con estas instalaciones, a causa de “otro tipo de intereses”.

Desde su punto de vista, resulta difícil de explicar que la Xunta de Galicia esté subvencionando proyectos empresariales en este sector, mucho menos importantes en cuanto al número de puestos de trabajo, y al mismo tiempo "sea incapaz de realizar ningún movimiento encaminado a darle una solución a este conflicto”.

A su juicio, también es absolutamente inexplicable que nadie de la Consejería de Industria haya mantenido una reunión con los representantes del comité de empresa de la fábrica, a pesar de que fue solicitada por los trabajadores cuando Pascual inició la tramitación del ERE, en el mes de mayo.

Por todo ello, la CIG señaló que "las posibilidades de que una parte de la actual planta siga trabajando con una nueva empresa que compre estas instalaciones parece desaparecer, medrando entre los empleados la desesperanza día a día”, dado que el día 4 de diciembre se procederá al cierre definitivo de la fábrica de Outeiro de Rei.