Temporal
Los sanitarios madrileños vuelven a demostrar su solidaridad con la sociedad durante el temporal 'Filomena' y en plena pandemia
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Los sanitarios madrileños han vuelto a demostrar su compromiso y solidaridad con la sociedad española con motivo del temporal 'Filomena', al igual que han hecho durante la pandemia de Covid-19.
Si la llegada del nuevo coronavirus puso a prueba el sistema sanitario español y demostró la solidaridad de los profesionales españoles, el azote del temporal 'Filomena' ha vuelto a ponerlo de manifiesto .
Empleados de centros madrileños como el Hospital Quirónsalud San José, Ruber Internacional o Puerta de Hierro se desplazaron en metro con un recién nacido, caminaron horas e incluso esquiaron el pasado fin de semana para poder atender a sus pacientes, llegar a tiempo a sus puestos de trabajo o relevar a sus compañeros, algunos de los que incluso realizaron turnos de más de 24 horas sin descanso.
El trabajo de los sanitarios durante la pandemia ha sido y está siendo encomiable. Pero esta profesionalidad, entrega y vocación por ayudar, atender y salvar vidas ha quedado más que patente, una vez más, a lo largo de este fin de semana con la irrupción de 'Filomena', la borrasca que ha paralizado gran parte de España y, sobre todo, Madrid, superándose los 60 centímetros de nieve en algunos puntos de la capital; un hecho que, sin duda, ha dificultado la movilidad y las entradas y salidas de los hospitales.
Curiosamente son varios ginecólogos los que se han convertido estos días en protagonistas. Es el caso del doctor Luis Ignacio Recansens, de 68 años, que no dudó en enfundarse en su ropa de esquí para enfrentarse al temporal con el fin de atender un parto en el Ruber Internacional, centro donde actualmente ejerce, que está ubicado en Mirasierra, barrio madrileño especialmente afectado por el temporal.
También el doctor Carlos Olmos, ginecólogo del Hospital Quirónsalud San José, se aventuró a salir de su casa en pleno temporal de nieve hasta llegar a la calle Cartagena de Madrid para asistir a una de sus pacientes en torno a las 7.30 horas del pasado sábado, tras más de 40 minutos andando.
Pero, sin duda alguna, la historia del doctor Carlos Piñel Pérez parece sacada de un libro. En torno a las siete y cuarto de la mañana del pasado sábado, el Hospital San José recibió una llamada de un hombre para comunicar que su mujer acababa de dar a luz en casa a su hijo al llevar tiempo esperando a la ambulancia que, debido al colapso de la ciudad por la nieve, nunca llegó. Aunque el hombre informó al personal sanitario de que el bebé parecía estar bien, tenía dudas sobre cómo proceder con el cordón umbilical y la placenta.
Dado el riesgo de sangrado o complicaciones graves de la mujer, el doctor Piñel no lo dudó y decidió desplazarse andando hasta el domicilio de la pareja junto a un enfermero de urgencias, Jorge, y una auxiliar de enfermería, Almudena, quienes evaluaron al recién nacido nada más llegar. El bebé se encontraba sano y haciendo piel con piel con su madre para que no perdiera calor.
Aunque la mujer estaba bien y estable, al no contar con todo el material médico necesario para atenderla y para evitar cualquier tipo de complicación derivada del parto, el doctor Piñel evaluó la situación y decidieron desplazarse al Hospital San José en metro: los tres sanitarios junto al recién nacido, la madre y el padre.
“Este es un punto muy importante porque si no se resuelve se puede producir una hemorragia rápida e importante porque el útero no se contrae bien”, explica el ginecólogo, por lo que fue necesario administrar a la madre “medicación para que el útero se mantuviera contraído y evitar el sangrado durante el traslado”. Una vez finalizado el trayecto en metro, el equipo médico pudo completar correctamente la asistencia a la madre y el recién nacido en el centro hospitalario.
El doctor Piñel señaló que "fue increíble la tranquilidad de la madre en todo momento y el aplomo del padre, que fue quien asistió el nacimiento del niño. Pese a las condiciones meteorológicas, decidí ir al domicilio porque imaginé que no iba a acudir la ambulancia y, precisamente, el mayor riesgo del parto extrahospitalario es el sangrado materno tras la salida de la placenta, que si se produce es muy rápido y puede llegar a ser mortal. Me parecía fundamental que tuviera asistencia y esa fue la única forma de asegurarlo. Una experiencia inolvidable para todos los que la vivimos”.
También han mostrado su solidaridad y compañerismo, una vez más, el personal sanitario de otros hospitales madrileños, como es el caso de un residente de Cirugía Torácica y Cardíaca del hospital Puerta de Hierro, quien esquió más de 17 kilómetros durante una hora y tres cuartos para llegar a tiempo a su puesto de trabajo para cumplir su guardia. También el de una enfermera que fue caminando desde Boadilla del Monte por la M-50 hasta el Puerta de Hierro en su día libre con el fin de que sus compañeros pudieran descansar.
Y es que uno de los principales problemas a los que se han enfrentado los sanitarios que ejercen en centros madrileños es la dificultad para acceder a los mismos. Este hecho ha impedido realizar los cambios de turno y hacer relevos, lo que ha obligado a muchos de ellos a tener que doblar, incluso triplicar, sus turnos de trabajo.
(SERVIMEDIA)
12 Ene 2021
b/gja