La nueva ordenanza, que tuvo el voto en contra del PSOE y la abstención de IU, persigue, según la delegada Pilar Martínez, eliminar las trabas que hacían que jurídicamente no se pudieran construir este tipo de aparcamientos en la capital.

Sin embargo, PSOE e IU se opusieron a la titularidad privada de este tipo de estacionamientos en el centro histórico de ciudad y defendieron que su titularidad sea pública.

Daniel Viondi (PSOE) pidió que se limite la implantación de aparcamientos robotizados de carácter rotatorio dentro del centro histórico, porque, a su juicio, ya hay suficientes estacionamientos de este tipo en el centro de la ciudad; y apostó porque estos aparcamientos "prioricen por completo a las personas residentes".

El portavoz de IU, Ángel Pérez, se mostró contrario a que propietarios privados hagan negocio con este tipo de aparcamientos en el centro de la ciudad. Además, dijo que ocasionarán molestias a los vecinos, tanto su construcción como su funcionamiento.

Los aparcamientos robotizados, en los que el coche se deja en un elevador para después colocarlo automáticamente en la plaza correspondiente, tienen más utilidad en las zonas donde no es posible hacer aparcamientos convencionales, como en la zona centro, por sus condicionamientos espaciales.

Las condiciones establecidas actualmente para la construcción de aparcamientos robotizados son muy similares a las de los convencionales, lo que supone un gran escollo por la imposibilidad de cumplir con una serie de condicionantes técnicos, según el Consistorio, y lo que hace la nueva ordenanza es establecer una serie de condiciones que harán viable su construcción.

Una de las novedades que introduce la nueva normativa es permitir la ampliación del número de plantas para los aparcamientos robotizados, que actualmente está fijada en un máximo de cuatro, dado que su tipología es totalmente distinta a la de un estacionamiento convencional. En Madrid hay 15 funcionando con un total de 15 parkings de este tipo con 1.500 plazas.