Así lo señaló en este desayuno informativo organizado telemáticamente por Nueva Economía Fórum, en el que explicó que ayer por la noche el Grupo Parlamentario, tras un debate que duró toda la tarde, tomó la decisión de exigir al PPE “que toma una decisión sobre la expulsión de Fidesz en el mes de enero o febrero, lo antes posible”.

Es más, comentó que dentro del grupo “ya es palpable que existe una mayoría del 90% a favor de que los húngaros abandonen el PPE”. “Y le hemos exigido al partido que eso se produzca lo antes posible. Yo creo que si Orbán no de un giro de 180 grados, su partido será expulsado del PPE en la próxima asamblea que se va a celebrar en el mes de febrero”, apuntó.

González Pons también aprovechó para reflexionar sobre las ventajas y desventajas de excluir del PPE al partido de Orbán. “Es un asunto difícil de resolver”, admitió, ubicando a Fidesz “entre la extrema derecha y la democracia cristiana”.

En síntesis, opinó que se trata de decidir entre “expulsarse o aguantarle”. La primera opción, según su análisis, tiene “la gran ventaja de que permite que ante la opinión pública podamos mostrarnos como lo que somos, los constructores de la UE”.

Sin embargo, apuntó a la desventaja de enviar a un partido de gobierno al grupo de la extrema derecha, lo que conllevaría el fortalecimiento de “un sector político que no interesa a nadie que se fortalezca”.

En cualquier caso, asumió que “conservarlos dentro” también “nos está perjudicando desde el punto de vista de la opinión pública, acentuando nuestras contradicciones internas” hasta el punto de que este asunto “nos irrita constantemente”.