En particular, Zapatero mencionó las críticas recibidas por las ayudas de 420 euros a los parados que hayan dejado de percibir la prestación por desempleo, concretamente a su ampliación con carácter retroactivo a los que dejaran de recibirla desde el 1 de enero, y las dio por "bienvenidas". "Si para mejorar las cosas hay que escuchar, dialogar y consensuar, para eso está este Gobierno", puntualizó.

El presidente afiló su crítica en este sentido añadiendo que "resulta a veces patético que, ante una medida de este calado social, algunos pongan el acento (siempre son aquellos que obviamente no van a necesitar los 420 euros) en que el Gobierno ha aceptado cambiar una fecha de entrada de la prestación y por tanto lograr un mayor consenso social.

El líder de los socialistas recordó también a los populares para apuntalar su apuesta por la protección social que constituyó el tronco de su discurso. A este efecto, contrapuso ese planteamiento con el de "quienes en otros momentos de mucha menos dificultad económica, en 2002, pusieron en marcha un decretazo para restringir derechos de los trabajadores". "Eso marca la diferencia entre un proyecto sin sensibilidad social y el de un proyecto político como el que representamos".

Finalmente, Zapatero utilizó la abstención de los presidentes autononómicos del PP en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del 15 de julio como prueba para argumentar la bondad del nuevo reparto de recursos entre las comunidades". A su juicio, esto, "conociendo el estilo de oposición que hacen, pone de manifiesto que el modelo de financiación es realmente bueno, más equitativo a la vez que se mantienen los principios y las garantías de la solidaridad".