Según el estudio ‘Violencia filio-parental en España. Datos 2019’ realizado por esta fundación, en 2019 se registraron más de cinco mil casos de violencia filio-parental frente a los 4.833 notificados en 2018. A juicio de la entidad, “estas cifras señalan el grave problema social al que nos enfrentamos”.

Se estima que sólo se denuncian los casos más graves, entre un 10% y un 15% del total, por lo que “estamos hablando de un problema que en la mayoría de las ocasiones es oculto y es necesario dar visibilidad y concienciar a la población del problema existente”.

Tras analizar las diferentes memorias regionales de las Fiscalías de Menores de cada comunidad autónoma, los datos muestran que Andalucía es la región donde se abren un mayor número de expedientes a menores por este tipo de delito, con 1.136 casos durante 2019.

Le siguen la Comunidad Valenciana, con 837; la Comunidad de Madrid, con 687; Canarias, con 514, y Cataluña, con 312. “Hay que tener en cuenta que estos datos solo señalan las situaciones más graves, ya que existe una cifra negra que no se detecta”, insistió la Fundación Amigó.

Irene Gallego, psicóloga de Fundación Amigó, explicó que “es de gran importancia dotar de las estrategias necesarias a las familias que sufren esta problemática” y acabar con “el estigma de las familias que lo viven”.

Según el informe de la entidad, la media de edad de los menores agresores es de 15 años y medio, mientras que los padres agredidos suelen situarse en torno a los 46,5 años. El 71,11% presenta el problema cuando los hijos tienen entre 12 y 18 años, según sus datos.

Además, los agresores son, por lo general, varones (63%) frente a un 37% de agresiones perpetradas por las hijas. Un 30% son hijos únicos y en la gran mayoría de casos existe un bajo rendimiento escolar. Asimismo, un 64% de los menores agresores tienen algún tipo de adicción y cuatro de cada diez ha sido testigo de algún tipo de violencia.