Discapacidad
Destino publica ‘Los abrazos perdidos’, el cuento de una niña ciega sobre lo aprendido en la pandemia
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Naiara Granados tiene ocho años, estudia 4º de Primaria y ya tiene su primera obra en el mercado editorial. Su cuento ‘Los abrazos perdidos’ ha sido publicado por Destino Infantil & Juvenil, donde sorprendió “la madurez” de esta joven autora y la profundidad de sus “lecciones de vida”.
“Lamentablemente sabíamos que esta situación que vivimos debido al coronavirus iba a prolongarse en el tiempo y queríamos ofrecer herramientas y recursos a nuestros lectores”, explican desde la editorial a Servimedia. “En cuanto leímos el texto de Nayara, supimos que ese era el enfoque y el mensaje que queríamos dar”.
Para esta pequeña, ciega desde bebé, “con lo que tenemos que quedarnos tras la pandemia es con la importancia de demostrar día a día nuestro amor a nuestros seres queridos. Porque a lo mejor a la mañana siguiente ya no están o no podemos verlos”.
Naiara lo sabe mejor que nadie. Ella nació prematura, con apenas seis mese de gestación, y desde la incubadora sabe de la importancia del contacto humano. Los meses de confinamiento en los que Naiara no pudo ver ni a sus abuelos, ni a sus profesores ni a sus amigos del colegio, le reafirmaron en esta idea.
LECCIONES VITALES
Fue un tiempo muy duro”, confiesa. “Yo antes solía estar todos los fines de semana con mis abuelos, que viven en Córdoba”, prosigue, “porque o vienen ellos a casa o vamos nosotros”.
Estas visitas se vieron interrumpidas por el coronavirus, y Naiara y sus abuelos se pasaron más de tres meses separados. “Los eché mucho de menos”, y es por eso que el cuento está dedicado a ellos en primer lugar.
De hecho, la obra se sitúa en 2070, donde los nietos de la naiara del futuro escuchan incrédulos lo acaecido en 2020. “Mi abuela siempre me está contando historias”, explica Naiara, “y por eso, pensé que yo quería hacer lo mismo con mis nietos de mayor”.
Por eso, les cuenta cómo “de repente, el mundo se detuvo. Y nosotros con él. Las escuelas y los parques quedaron desiertos de las risas de los niños, las calles vacías se llenaron de silencio y, desde casa, mirábamos a través de las ventanas”.
El relato habla del miedo a la enfermedad y de la tristeza pero, sobre todo, Naiara pretende transmitir lo que todo esto le enseñó.
“En ese tiempo, aprendimos que lo más valioso e importante es la vida. El mundo tuvo que parar para que la gente entendiera que debíamos cuidar mejor de la Tierra, que habíamos contaminado demasiado, y del resto de los animales”, subraya el cuento. “Aprendimos también a cuidarnos mejor, y entendimos que lo verdaderamente esencial son las cosas simples y compartir los buenos momentos, por pequeños que sean”.
Los nietos preguntan más detalles sobre la vida confinada a su abuela, que les explica cómo el hecho de “estar lejos de nuestros tíos, abuelos, padres, amigos y maestros nos hizo comprender cuánto vale un abrazo y el contacto con las personas”.
Al final, los pequeños llegan a la misma conclusión: “¡No hay nada que se saboree mejor que un abrazo!". Este cuento es, de hecho, el abrazo a distancia que entonces Naiara no pudo dar.
EL PODER DE LA ESCRITURA
Según esta escolar, “escribir sobre mis sentimientos y sobre lo que me pasa por la cabeza me ayuda mucho. Yo estaba triste entonces, y escribir este cuento me vino muy bien”.
Naiara lo hace desde los cuatro años y, de mayor, querría dedicarse a ello. Ahora estudia cuarto de primaria en un colegio de Algarinejo (Granada), donde el curso pasado pidieron a los alumnos de 3º un cuento sobre sus experiencias en el confinamiento.
Desde el primer momento, ella tuvo claro lo que quería hacer y, cuando se lo enseñó a su madre, Mari Carmen, esta se dio cuenta de que había algo especial.
“Mari Carmen leyó el cuento a verónica, su profesora del equipo de atención educativa de la ONCE, quien a su vez se lo mostró a otros profesores y a la directora de la unidad.
Así fue como este texto llegó a una responsable de prensa de Destino, que enseguida vio la posibilidad de publicarlo. “Desde luego que no es habitual publicar obras de niños tan pequeños”, indican, pero el cuento de Naiara tenía algo especial.
Lo mismo piensa Mari Carmen, su orgullosa madre, que ahora alberga la esperanza de que el corazón de su niña pueda enseñar algo a los demás. “Ojalá todos podamos, como Naiara, aprender algo de todo esto”.
(SERVIMEDIA)
02 Nov 2020
AGQ/pai