La investigación del crimen llevó a la conclusión de que la tormentosa vida sentimental de Ardines estaba detrás del móvil del crimen. Según el Ministerio Público, la relación entre ambos duraba ya tres décadas y el marido, Pedro Nieva, fue el inductor del crimen y contrató al argelino D.B. para dar una lección al edil.

Nieva descubrió la relación en 2017 y comenzó a espiar a su mujer, incluso dudó de la paternidad de sus hijos. Contactó con uno de los acusados (J.M.) para pedirle que buscara a alguien para realizar el trabajo y acabó llegando a un acuerdo económico con los otros dos acusados.

El 27 de julio, Nieva y los dos sicarios viajaron a Belmonte. Prepararon una emboscada al concejal en la madrugada del 1 de agosto. Colocaron una valla metálica en el camino por donde iba a pasar Ardines en una zona aislada. En esa ocasión, la víctima sorteó el obstáculo. Los sicarios se negaron a realizar el crimen e incrementaron su tarifa.

Ya en la madrugada del 16 de agosto se produjo una segunda intentona. Esta vez la carretera fue bloqueada a conciencia y los ejecutores del plan se apostaron armados con spray pimienta un palo y un bate de béisbol. Ardines cayó en la emboscada, fue rociado con el spray y trató de huir a la carrera, fue derribado por un golpe en la cabeza y estrangulado.