La gran cuestión que planea sobre el futuro de la industria ‘telco’ es el impacto que esta pugna tendrá en los ingresos de estas compañías, en un momento en el que las comunicaciones se vuelven más imprescindibles que nunca, con el Covid expandiéndose de nuevo con fuerza y el teletrabajo ganando terreno.

Según la experiencia de la anterior crisis económica, una guerra de precios solo conduce a una pérdida de valor. Con el desplome financiero, las operadoras se lanzaron a la carrera por ganar clientes a través de ofertas agresivas. Fue una dura competencia que llevó al sector a registrar una caída en los ingresos de en torno al 30% en el periodo 2008-2015, según datos de CNMC, y el sector aún no ha recuperado los niveles de 2008, cuando se obtuvieron ingresos por servicios mayoristas y minoristas de 44.185 millones de euros.

En 2018, los ingresos del sector se situaron en los 34.516 millones de euros, cerca de un 22% por debajo de las cifras de 2008. En 2019 el sector registra una ligera caída de la facturación hasta 34.426 millones, algo por debajo de los ingresos del año anterior. Y ello a pesar de que la penetración de servicios y número de líneas cada vez es mayor.

Las consecuencias de este entorno de precios a la baja unidas al contexto de contracción económica que se avecina para el resto del ejercicio, puede situar a muchas compañías en una situación comprometida, con estrechamiento de márgenes y escaso margen de maniobra, tras haber forzado los precios durante los últimos meses.

“La mayor competitividad ha llevado al mercado a una tendencia a incrementar la intensidad de las ofertas con bajadas de precio lo que impacta directamente en los ingresos de las compañías”, explican expertos del sector.

Según estas mismas fuentes, en un momento en el que las telecomunicaciones han emergido como esenciales, los operadores se han lanzado este verano a la caza de nuevos clientes con promociones agresivas que dejan un escenario en el que incluso los grandes operadores ofrecen en precio promocional tarifas que se acercan a competir con las de marcas consideradas low cost.

Movistar, por ejemplo, ha lanzado este verano Conecta Max, un paquete con el que ofrece fibra de 600 Mbps, llamadas ilimitadas y 25 GB por apenas 3 euros más de lo que oferta su segunda marca O2. Vodafone y Orange le han seguido a la zaga ofreciendo la primera 300 Mbps, llamadas y datos ilimitados por 26,99 durante 6 meses; mientras que la segunda ofrecía durante tres meses 600 Mbps con dos líneas móviles con GB y llamadas ilimitados por 42,48 euros.