Almunia, que cerró la campaña socialista en un abarrotado Pabellón de Deportes del Real Madrid junto a Rosa Díez y los candidatos a la alcaldía de la capital, Fernando Morán, y a la Comunidad, Cristina Almeida, centró su intervención en la necesidad de aglutinar al elecorado de izquierdas para frenar al PP.

Ante las cerca de 6.000 personas que llenaban el recinto hasta la bandera, Almunia subrayó que "algo muy profundo está pasando en la sociedad española durante esta campaña. Hay un movimiento de cambio muy profundo".

"Cuando los progresistas nos unimos y la gente nos siente, no hay quien pare en España una victoria de la izquierda en las elecciones", prosiguió el líder del PSOE entre los aplausos de los entusiasmados simpatizantes socialistas, al tiempo que eplazó a los socialistas a seguir trabajando hasta el mismo momento del cierre de las urnas para unificar el voto de la izquierda.

Además de estas proclamas, Almunia aprovechó para denunciar de nuevo las "trampas" con las que gobierna el PP, pero se preguntó "para qué les valen". "¿De qué les vale que Aznar se vista de seda, o de lino? Aunque la mona se vista de seda, mona se queda", ironizó, en la única crítica que lanzó al Gobierno del PP, pero que provocó gritos coreados y espontáneos de "televisiónmanipulación" por parte del público.

Almunia tuvo apenas veinte minutos para lanzar el último mensaje del PSOE en esta campaña, ya que llegó casi a las once y media de la noche al pabellón acompañado de Rosa Díez, ambos procedentes de Alicante, donde participaron en un mitin pervio al de este cierre de campaña.

Casi una hora antes, hacia las diez y media de la noche, llegaron al repleto pabellón Cristina Almeida y Fernando Morán, recibidos al grito de "presidenta, presidenta", y "Madrid necesita n alcalde socialista". Junto a ellos llegó la número dos de la lista de Morán, Cristina Narbona, acompañada del ex candidato a la Presidencia del Gobierno José Borrell, recibido con gritos de "Borrell, Borrell", que le obligaron a saludar a los asistentes antes de sentarse.

Minutos después, la alusión de Morán a la democratización que supuso la elección de Borrell mediante primarias suscitó de nuevo los gritos enfervorizados de los asistentes, a los que tuvo que saludar de nuevo desde su asiento.

Los gritos coreados y entusiastas interrumpían constantemente las intervenciones hasta el último momento. Al filo de la medianoche, con los micrófonos ya apagados, el confeti rojo y los globos rojos y blancos tiñeron el pabellón con los colores del emblema socialista.