13 ANCIANAS VIVEN DE LA CARIDAD DE LOS VECINOS Y GRACIAS AL CUIDADO DE LAS MONJAS EN EL HOSPITALILLO DE ANTEZANA
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Alcalá de Henares cuenta con una institución de carácter benéfico, el Hospitalillo de Antezana, que sirve de hogar a un grupo de trece ancianas, la mayoría indigentes.
Su historia se remonta al año 1473, cuando dos nobles alcalaínos, Luis de Antezana e Isabel de Guzmán, fundaron el Hospital de Nuestra Señora de la Misericorda.
Más de medio milenio después, el hospitalillo, como es conocido popularmente, acoge a estas ancianas, que viven de la caridad de los vecinos y gracias al cuidado de las 21 monjas de la orden de las Siervas de María.
Los gastos de la institución son sufragados con las aportaciones económicas de los ancianos imposibilitados que reciben cuidados a domicilio por parte de las religiosas, con el precio simbólico que pagan algunas ancianas residentes en el centro y con las ayudas de los alcalaínos. A principios del pasado mes de marzo, el hospitalillo organizó una proyección benéfica de la última película de Imanol Arias, Angela Molina y Antonio Banderas, "Una mujer bajo la lluvia", a la que asistieron los actores.
La recaudación fue de un millón de pesetas, dinero que servirá para sustituir la antigua instalación eléctrica del hospital.
Aunque algunas de las residentes tienen familiares que las visitan habitualmente, otras están solas y algunas, completamente olvidadas, por lo que su únca familia es la congregación de hermanas.
REIR Y LLORAR
Aun así, la mayoría está muy contenta con su situación. Este es el caso de Angela de las Heras, que lleva seis años en el centro. "Aquí paso el tiempo unas veces riendo y otras llorando", comentó la mujer.
María Dolores Ramos se declara como "una vaga, que no hace nada, y por eso está encantada". Casi todas ellas comparten el mismo deseo: "Que nos pongan más bailes y que nos traigan chicos jóvenes".
El hospitalillo se ha convertido e un islote ajeno al tumultuoso ajetreo de la populosa calle Mayor, de Alcalá de Henares, donde se levanta el edificio, que tiene un interés arquitectónico.
Las hiedras y enredaderas cubren las vetustas paredes del histórico recinto, donde prestó sus servicios como médico el padre del autor del Quijote, Miguel de Cervantes, y cuya antigüedad queda demostrada por la chirriante madera de las barandillas y balcones, y por el suelo adoquinado.
Las inquilinas están satisfechas con poderse levantar y acstarse en paz, tomar el sol, hacer ganchillo y recordar tiempos pasados. Las monjas ya se encargan de cuidarlas, lavarlas, peinarlas y darles de comer.
(SERVIMEDIA)
18 Abr 1992
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