Madrid
Finalizadas las obras de un muro histórico de la Casa de Campo
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El delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, visitó este viernes la restauración del muro histórico de la Casa de Campo, en el tramo comprendido entre los arroyos Antequina y Portugués, incluyendo el sistema de tajamares que cruzan sobre sus cauce, por cuyos trabajos, que se han desarrollado durante nueve meses, se han invertido 370.000 euros.
La tapia objeto de intervención es una construcción de ladrillo y mampostería con cubierta de granito. Mide alrededor de 320 metros en total y se encuentra situada en la zona noroeste del parque, en el límite con el término municipal de Pozuelo de Alarcón. La obra se realizó entre los años 1768 y 1769 para ajustar el cerramiento del Real Sitio al nuevo perímetro tras las adquisiciones realizadas por Fernando VI.
El muro fue ejecutado por el arquitecto Pedro Rodríguez, mientras que el proyecto de la Reja del Antequina es de José de la Ballina, colaborador de Sabatini y autor de otros edificios como el palacio del parque del Capricho.
La Casa de Campo está catalogada como Bien de Interés Cultural, por lo que tiene la máxima protección legal, por lo que con esta intervención se han recuperado los valores histórico-artísticos y se ha frenado su deterioro.
DISTINTOS DAÑOS
El potencial arquitectónico, paisajístico e histórico del monumento estaba muy mermado y su conservación comprometida, por lo que esta intervención era necesaria. Algunas zonas habían perdido partes de ladrillo y en las intervenciones realizadas en tiempos recientes, como el tapiado de la mayoría de los aliviaderos, se habían utilizado métodos y materiales incompatibles, lo que provocó que los arroyos fueran depositando sedimentos que ocultaron parte de la tapia.
La obra se ha dividido en tres actuaciones diferentes. La primera ha consistido en proteger el muro frente a los efectos del agua mediante la retirada de la tierra acumulada en las inmediaciones, la recuperación de aliviaderos y la consolidación de muros y tajamares; la segunda ha sido la más determinante, ya que ha consistido en frenar la degradación y reparar los desperfectos de la tapia; y la tercera ha sido de acondicionamiento y puesta en valor mediante la accesibilidad y señalización de los accesos a la zona más recóndita.
Las rejas existentes han sido desmontadas y sustituidas por otras nuevas de acero macizo esmaltado. Su posición coincide con las originales ya que se han utilizado los restos de las fijaciones que aún existían. Ha sido prioritario devolver las rejas a su estado del siglo XVIII gracias a la documentación disponible y a las condiciones técnicas actuales.
(SERVIMEDIA)
28 Ago 2020
MST/nbc