Así se pronunció Robles, en una entrevista en la Ser recogida por Servimedia, en las que explicó que el Ejército cuenta con sus propios rastreadores, lo cual juzgó “muy importante” para determinar los contagiados que pueda haber en su seno y para identificar a sus eventuales contactos.

Todo ello, dijo la ministra, sin perder de vista que las Fuerzas Armadas actúan en misiones internacionales en las que también pueden producirse contagios, como quedó de manifiesto la semana pasada cuando se repatrió a 25 militares procedentes de Senegal tras haber dado positivo por coronavirus.

Esto le sirvió para exponer que la OTAN cada vez otorga más importancia al papel que puede desempeñar el Ejército ante “situaciones de amenaza para la salud de los ciudadanos”.

Ante esta situación, el Ministerio de Defensa decidió el pasado mes de julio comenzar a formar a rastreadores para prevenir el impacto del coronavirus en las Fuerzas Armadas, al tiempo que ofreció sus servicios a las administraciones competentes que pudieran necesitarlos.

Robles atestiguó que hasta la fecha “ninguna administración” ha solicitado su actuación. La ministra no quiso pronunciarse sobre los motivos de ello, puesto que “las comunidades tienen sus propios medios y competencias” en materia de sanidad, si bien dejó claro que “el Ejército está siempre para ayudar a los ciudadanos en todo lo que sea necesario”.

Por su parte, Robles destacó que en los cuarteles se han producido contagios, “como en todas partes, los militares son ciudadanos” y subrayó que, si se da un brote en una instalación castrense, “las personas contagiadas quedan aisladas y sus contactos siguen una cuarentena”.

Por último, sobre la posibilidad de que el Ejército vuelva a actuar contra la pandemia, tal y como hizo en el marco de la ‘Operación Balmis’, señaló que “no estamos en esa situación” y abundó en que “hay un número importante de contagios, lo estamos viendo en toda Europa, pero la situación no es igual a cuando se declaró el estado de alarma”.