Así lo revela el informe "La Universidad Española en cifras" elaborado por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), en cuya presentación este martes participaron los ministros de Ciencia y de Educación, Cristina Garmendia y Ángel Gabilondo, respectivamente.

Según el director del trabajo, Juan Hernández, la tasa de rendimiento es superior en las universidades privadas (10 puntos superior a la media de las públicas, “debido a la conducta del estudiante cuando llega el momento de la evaluación”.

Estos últimos “no se presentan a muchas evaluaciones porque no sienten la implicación del coste del pago de los servicios ni la que se deriva de las normas de progreso y permanencia en la enseñanza”, que para Hernández “son generosas en la pública"

En la elaboración de este informe se han recogido datos del curso 2008-2009 de todas las universidades públicas y de buena parte de las privadas, señaló el director, quien aseguró que la oferta de enseñanzas ha aumentado un 43,4% de 1996 a 2008, mientras que la demanda ha disminuido un 15,1%.

El informe analiza también la importancia de la I+D+I en la universidad, cuya financiación ha crecido un 50% más que el aumento del PIB durante el mismo período de tiempo.

Sin embargo, Hernández lamentó que la aportación total en este terreno representa un 0,92% del total del PIB, “y en el 80% procede de fondos públicos”.

Por ello, urgió a las universidades españolas a potenciar la captación de recursos privados, a fin de mejorar la capacidad innovadora del sistema.

MAS EFICIENTE

En su intervención, Gabilondo destacó la eficacia del sistema de educación superior español y aseguró que la universidad española es mucho más eficiente que otras de Europa con más financiación.

“Se hacen muchas cosas bien”, afirmó, aunque apostó por reforzar la oferta de titulaciones a fin de asegurar la empleabilidad de los futuros egresados.

“No se trata de crear empleados sumisos, pero sí de facilitar su acceso al mercado laboral", señaló el ministro.

Por su parte, Garmendia destacó la “capacidad innovadora de la universidad” y la importancia de la nueva Ley de Ciencia, que situará a España al nivel de innovación que le corresponde por su producción científica.