En el debate de las conclusiones de esa comisión en el Pleno del Congreso, Rufián explicó que tiene 38 años “y me llega para saber un par de cosas”: una, que cuando dice que no es de izquierdas ni de derechas es que es de derechas; y otra, que cuando alguien pide extraer la ideología “lo que acaba pasando es que la gente de izquierdas acabamos siendo radicales, y la gente de derechas acaban siendo estadistas”. “De eso ha habido a paladas en esta comisión”, denunció.

Aseguró que en la comisión ha sobrevolado el fantasma de Robespierre, del jacobinismo, de la recentralización, y se han obviado algunas verdades, como el hecho de que los responsables de que la crisis sanitaria pillara con recursos insuficientes “tienen nombres y apellidos”. “Si necesitaron llenar ciudades y hospitales de militares, es porque faltaban sanitarios”, sentenció.

Denunció “una especie de Juan Palomo entre PP y PSOE, yo me lo guiso y yo me lo como”, y criticó que no se haya aceptado flexibilizar el superávit de los municipios o que no se hayan aprobado “donaciones obligadas” de empresarios como Amancio Ortega, de forma que “los que más tienen aporten más”.

Rufián se mostró convencido de que la ayuda europea tendrá como contrapartida recortes presupuestarios en los Estados miembros, que en España serán más fáciles de negociar con Ciudadanos que con ERC. “Esperamos no tener razón”, apuntó.

Lamentó, finalmente, que en la gestión de esta crisis se haya pasado “del saldremos mejores a la internacional cayetana, una especie de 15M facha”, ya que lo que antes decían señores “con mocasines y engominados” ahora lo dicen operarios saliendo de una obra, lo cual es “dramático”.

“Cuando el fascismo interpela a la clase obrera gana, y eso es culpa de la izquierda, de toda la izquierda”, porque el mejor antifascismo no se hace solo en las plazas sino en el BOE, “y aquí todo el mundo recuerda quién tiene el BOE”.