Así lo adelantó el propio Blanco y lo confirmaron a Servimedia fuentes del entorno de Alonso. En una entrevista en Onda Cero, el que fuera ministro del PSOE y portavoz del Ejecutivo especificó que Alonso se incorporará “como presidente” de Acento.

“Soy el consejero delegado de una consultora que se dedica a relaciones institucionales, al análisis legal y regulatorio, al análisis político y estratégico”, explicó Blanco sobre esta tarea que desempeña desde hace un año.

Enfatizó que el proyecto es “muy transversal” y que “cada día hacemos más incorporaciones”. Alonso es una de ellas y mañana se unirá a la consultora como presidente. Se trata, dijo Blanco, de “una decisión que habíamos compartido y que habíamos analizando en el mes de marzo”.

No obstante, incidió en que Alonso ha querido que el anuncio no se hiciera hasta después de las elecciones autonómicas en el País Vasco, “por respeto a su partido” y “para no introducir ningún elemento en la campaña electoral”.

Según Blanco, el que fuera ministro de Sanidad con el PP “analiza muy bien” y es “una persona muy equilibrada, moderada con la que se pueden conformar equipos”. “Me parece que eso es muy importante en este tiempo. Creo que es un tiempo que apela a la moderación, a la transversalidad, al acuerdo”, apostilló.

En este sentido, consideró de “gran utilidad” el fichaje de Alonso y se declaró “muy satisfecho”. A su juicio, el exlíder del PP vasco “ha tomado una decisión valiente” con la que deja atrás también la vida política activa.

El 24 de febrero, Alonso anunció formalmente que abandonaba la presidencia del PP vasco tras “no contar con la confianza de la dirección nacional del Partido Popular" que el día anterior decidió fulminarle y confiar en Carlos Iturgaiz para ser la cara visible de la coalición PP+Cs.

“Es una decisión que no tiene vuelta atrás”, trasladó entonces Alonso a la Junta Directiva Regional de la formación en la que oficializó su renuncia. Esta decisión de dejar la política fue precipitada por las fuertes tensiones vividas con la cúpula del PP a cuenta del reparto de puestos en la coalición y por “no compartir” cómo se había operado desde Génova.