Aunque una vacuna tarda una media de entre ocho y diez años para desarrollarse y entrar en el mercado, el portavoz del Gobierno español en la crisis del coronavirus estimó este viernes que los procesos se conseguirán acortar, sobre todo los correspondientes a la verificación y los trámites administrativos, según dijo en una rueda de prensa.

El desarrollo consta de cuatro etapas, incluyendo los protocolos de testeo y seguridad. Sin embargo, “todos los procesos se pueden, digamos, juntar o colapsar un poco” en un contexto en el que hay 300 proyectos candidatos a vacuna en todo el mundo, dijo Simón.

Además, “la producción depende, por así decirlo, de la rentabilidad”, reconoció el portavoz sanitario, pues “una vacuna de la que se vayan a beneficiar mil personas no es lo mismo que se vayan a vacunar mil millones”.

No obstante, se trata de “una vacuna que se tiene que producir en cantidades enormes”. Aun así, pronosticó que “a finales de año” puede haber una vacuna “suficientemente buena” y fiable.

Eso sí, matizó que la primera vacuna no tiene por qué ser la definitiva. “No sabemos si la vacuna que más nos interese será la primera, la segunda o la decimoquinta. Tendremos que empezar a vacunar con la primera que se ponga en el mercado, pero no quiere decir que terminemos con esa”, señaló.

Y es que de esas 300 posibles vacunas que se están testando, algunas “serán útiles para una cosa, como reducir la mortalidad pero no la transmisión, y otras pueden reducir las complicaciones”, de forma que, de lo que se trata, es de llegar a una vacuna integral que detenga la propagación del virus.

Concluyó refirmándose en que, “honestamente, pienso que será a principios del año que viene y no a finales de éste” cuando esté disponible la vacuna.