Educación
Niñas y jóvenes con discapacidad denuncian “falta de apoyos y de accesibilidad” en el acceso a la educación durante la pandemia
- Durante un webinario de Cermi Mujeres
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Un grupo de niñas y jóvenes con discapacidad denunció este miércoles las dificultades añadidas que ha sufrido esta parte del alumnado en el acceso a la educación durante la pandemia de Covid-19, a consecuencia de “la falta de apoyos” y “las carencias en materia de accesibilidad” de las plataformas telemáticas de enseñanza.
Así se puso de manifiesto durante el octavo webinario del ciclo ‘No estás sola’, una iniciativa con la que la Fundación Cermi Mujeres (FCM) analiza cada miércoles de manera telemática un asunto concreto relacionado con la pandemia de coronavirus y con la que impulsa el acompañamiento y participación de las mujeres con discapacidad y las madres y cuidadoras en primera persona.
Durante el encuentro, conducido por la vicepresidenta ejecutiva de la FCM, Ana Peláez, la representante del Cermi Estatal en el Consejo Escolar del Estado, Mariluz Sanz, cargó contra “los muchos fallos” que tiene el sistema educativo español, “aunque se nos diga que es muy bueno”.
Sanz destacó que las últimas leyes educativas en España recogen principios encaminados hacia la igualdad del alumnado con discapacidad, “pero el papel lo aguanta todo y la realidad luego es muy diferente”. Asimismo, advirtió de la “brecha de género” que existe en el acceso a la enseñanza del alumnado con discapacidad.
En este sentido, la portavoz de Esquerra Republicana en la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad y en la Comisión de Derechos de la Infancia y Adolescencia del Congreso de los Diputados, Norma Pujol, dijo que “la educación inclusiva y de calidad es un derecho de todos y todas”, aunque advirtió de que “requiere de trabajo y esfuerzo de las escuelas y se necesitan recursos y maneras diferentes de trabajar”.
La parlamentaria republicana lamentó la “brecha” que ha sufrido el alumnado con discapacidad durante la pandemia en el acceso a los recursos de enseñanza, aunque precisó que en las escuelas de Cataluña “se ha hecho un gran esfuerzo” para tratar de paliar esta situación.
Desde Chile, la presidenta de la Federación Iberoamericana de Síndrome de Down, Irma Iglesias, criticó que en su país exista el prejuicio de que “si una niña con discapacidad no recibe formación, no pasa nada”. Con la pandemia, según indicó, “al ir a la educación online, nuestros hijos quedaron fuera y muchos maestros ni los consideran, no les envían material adaptado y eso nos afecta mucho”.
Irma Iglesias expresó su preocupación por la salud mental de las madres y cuidadoras, “que tienen que ser profesoras, madres y trabajar al mismo tiempo. Todo esto sin apoyos. Las madres son personas fuertes, que encaran la adversidad y son capaces de vivir con alegría y coraje”.
FALTA DE ACCESIBILIDAD
También desde Latinoamérica, la salvadoreña Juana Aide, profesora itinerante con discapacidad que trabaja brindando apoyo al alumnado con ceguera, puso de relieve la falta de accesibilidad de las herramientas telemáticas, pese a que durante la pandemia son fundamentales. Además, alertó de que algunas de sus alumnas residen en entornos rurales y “tienen grandes dificultades para acceder a internet”, al tiempo que “muchas tienen que encargarse de tareas domésticas”, lo que “aumenta la brecha de género”.
Entre los testimonios que se compartieron en el webinario, destaca el de Irene, una estudiante ciega de sexto de Primaria, quien pidió “que, para avanzar hacia la inclusión, se cambie el concepto de que la discapacidad es algo malo”. En cuanto a situaciones cotidianas, lamentó “la doble discriminación que sufre por tener discapacidad y ser niña” cuando, por ejemplo, sus compañeros no le pasan la pelota en el recreo.
Sobre la pandemia, relató que, “como en mi familia no ha estado nadie enfermo, lo más difícil para mí ha sido el colegio, porque los programas con los que se ha estudiado a distancia no son plenamente accesibles”, un problema con el que también se encuentra en bibliotecas y lugares de juego, ocio y cultura. Por ello, denunció que “la inclusión es un largo camino y existen muchas cosas que se deben cambiar con esfuerzo”.
También se escucharon testimonios de universitarias con discapacidad como el de la peruana Abigail Terán, estudiante de Filosofía, y el de Inés Martínez, joven sorda estudiante de Medicina, quien explicó que las clases online “han sido duras” para ella por la falta de subtitulado de las sesiones o por la dificultad añadida al leer los labios del profesor, “y eso si ponen la cámara, porque a veces ni es posible”.
MADRES QUE HACEN DE PROFESORAS
Por otra parte, María del Carmen La Osa, madre de una niña con discapacidad del desarrollo en un pueblo de Ciudad Real, denunció que solo “en raras ocasiones” su hija ha tenido adaptaciones metodológicas. “Las adaptaciones que ha precisado las he hecho siempre yo, aunque no soy profesora, sino que soy agricultora, y tengo que contratar a una persona para que haga esa tarea y yo encargarme de las labores de enseñanza”.
Según comentó, su hija estudia ahora primero de Bachillerato, de nuevo sin apoyos, “y con el confinamiento empezaron las presiones, los plazos de entrega de los trabajos”, e incluso “hay profesores que han dudado de que mi hija sea la que haga las actividades lectivas”. Así, instó a las administraciones a que “si de verdad queremos inclusión, se haga efectiva ya, porque esto no lo es”.
Nuria, madre de una niña con trastorno del espectro autista (TEA) y autora del cuento ‘Una familia atípica’, declaró que su hija estudia en un centro ordinario con apoyos pues, por ejemplo, su sistema de comunicación habitual es a través de métodos como los pictogramas. Igualmente, reprobó el hecho de que cuando se habla de la planificación del próximo curso “no se tenga en cuenta al alumnado con necesidades especiales” y avisó de que muchas familias no pueden dedicar a sus hijos con discapacidad el tiempo que ha podido emplear ella durante el confinamiento.
“Con el cierre del colegio por la pandemia, aunque la profesora ha mostrado interés por el estado emocional de mi hija Daniela, yo me he sentido muy desamparada y he tenido que hacer las adaptaciones de los materiales como he podido. Todavía no hemos recibido las notas, aunque espero que con lo que hemos trabajado en casa mi hija no sufra mucho retraso al regresar a clase en septiembre”, deseó esta madre.
(SERVIMEDIA)
17 Jun 2020
DMM/gja