Ese será el decreto que regirá la llamada 'nueva normalidad' -hasta que el Gobierno declare de manera motivada y de acuerdo con la evidencia científica disponible, la finalización de la situación de crisis sanitaria-, donde se regula el uso de mascarillas y la distancia física para evitar contagios.

Una vez finalice el estado de alarma, el Congreso determinará los criterios para la celebración de reuniones y sesiones plenarias, y para ello se tomará como referencia el aforo que se determine para los espacios públicos cerrados en la ciudad de Madrid o, de forma alternativa, el establecido con carácter general para la fase 3, e ir incrementando el mismo en función de las circunstancias concurrentes.

Esto supondría la posibilidad de elevar la presencia de diputados a la mitad del aforo máximo del Hemiciclo y de las distintas salas en las que se reúnen los órganos parlamentarios, lo que permitiría elevar a 175 el número de diputados que asisten al Pleno y celebrar las sesiones de comisión con la asistencia de todos sus miembros en las salas de mayor capacidad.

En todo caso, explica el Congreso, en la medida en que el aforo que se establezca no permita garantizar la distancia interpersonal mínima de un metro y medio, deberán observarse las medidas de higiene adecuadas para prevenir los riesgos de contagio, entre ellas, el uso de mascarillas.

Si se considerase pertinente mantener restringida la asistencia a las sesiones plenarias y mientras se establezca un límite de aforo, sería preciso facilitar a los diputados que no pudiesen asistir la emisión de su voto por el procedimiento telemático. Asimismo, hasta que finalice la situación de crisis sanitaria, se mantiene la suspensión de actos extraparlamentarios, las visitas a la Cámara y la presencia de público en las tribunas del Hemiciclo.