Lo hizo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que se le preguntó por las declaraciones ayer en una entrevista en TVE del ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien, tras denunciar el discurso “absolutamente peligroso” de Vox de que el Gobierno es ilegítimo, tuvo que contestar a la pregunta de si cree que hay agentes policiales que lo comparten.

“¿Puede que haya elementos reaccionarios dentro de esas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que asuman como propio ese discurso que, a veces, incluso invita a un golpe de Estado, aunque sea a nivel discursivo? Puede, pero creo que son una absoluta minoría y no ponen en estos momentos en riesgo la democracia”, reflexionó Garzón, convencido de que la “inmensa mayoría” de los agentes son “democráticos, defienden las instituciones y no se dejan arrastrar” por el discurso de Vox. Unas declaraciones por las que varias organizaciones de la Guardia Civil protestaron.

Aunque hoy, Montero, quiso atajar la polémica. “El Gobierno quiere reconocer públicamente el rigor y la profesionalidad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y expresamente de la Guardia Civil, que se deben, como siempre, a la democracia, y llevan realizando un trabajo extraordinario, durante todo el tiempo pero especialmente durante la pandemia”, comenzó respondiendo.

Acto seguido, manifestó “nuestro agradecimiento y nuestra absoluta confianza en su compromiso democrático y en la capacidad que han demostrado durante toda la transición y la democracia para que podamos disfrutar de un Estado social y de Derecho pleno”.

Ante la pregunta colateral sobre las críticas de dirigentes de Unidas Podemos, como el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, al presunto ánimo golpista de Vox, Montero reiteró la posición que viene expresando también el PSOE, según la cual “se ve perfectamente que la derecha de este país está inmersa permanentemente en un ruido que no son sólo las caceroladas”, sino que se ve también en “el ambiente que se respira en el Congreso”.

Según su versión, PP y Vox están en “esa dinámica en la que parece que todo importa menos los problemas que tiene este país” y “permanentemente intentando agitar, meter ruido y haciendo de la crispación y de la bronca la nota de identidad”. “La derecha digiere mal los resultados democráticos”, enjuició, “y, en vez de arrimar el hombro, está obsesionada por todas las teorías conspiranoides y por cualquier cuestión que plantee ruido que nos distraiga a todos”.