Así lo aseguró en su comparecencia diaria en el Palacio de la Moncloa y en la que agregó que, en su reunión de febrero, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, de cuyo consejo asesor forma parte, “modificó su agenda para hacerla monográfica sobre el coronavirus” circunstancia que, a su entender, "indica que subestimar no se subestimó mucho el riesgo".

En dicho encuentro "se estudiaron todos los aspectos de evolución de la situación en China”, puntualizó, para indicar que también se abordaron todos los “aspectos” relacionados con el virus, las posibles medidas de salud pública “que pudieran ser aplicables” así como aquellas relacionadas con la movilidad o mecanismos de detección así como con los recursos disponibles en la Unión Europea y el “impacto” del cierre de las exportaciones desde China.

“Precisamente, España era en aquel momento el único país de la UE que había identificado casos importados que no procedían de China”, recordó, en referencia a los primeros casos detectados en La Gomera y Baleares, para subrayar que otra de las "discusiones" se centró en "cómo manejar y gestionar" los diferentes riesgos asociados a otros países e incluso "dentro del espacio Schengen”.

El director del Ccaes confirmó también que el hecho de que la mayor parte de las importaciones de material proviniesen de China “generaba un importante problema” para todos los países europeos a la hora de dar recomendaciones de uso de equipamiento “que apenas estaba disponible en todo el entorno europeo”.

Simón advirtió, además, de que en ese momento lo que “valoraba” Europa no era el riesgo, porque ya llevaba “estudiando” el virus desde finales de diciembre, sino las medidas a utilizar y cómo evaluar de forma conjunta los riesgos que provenían de fuera en un momento en el que, a su juicio, en el viejo continente había cadenas de transmisión “relativamente bien identificadas”.

EVOLUCIÓN SATISFACTORIA

Con respecto a la situación en España, tildó de “muy satisfactoria” la evolución de la pandemia y puntualizó que en la actualidad quedan solamente cuatro regiones por aportar información “individualizada” de los casos.

Para Simón, uno de los “objetivos” de la nueva fase es reducir el tiempo entre la consulta y el posterior diagnóstico y que este proceso se dilate entre las 24 y las 48 horas y, según los datos aportados por las regiones, “ya estaríamos cumpliendo ese objetivo”. “Son medidas que nos permiten pensar que, en caso de que hubiera rebrotes, seríamos capaces de localizarlos quizá suficientemente a tiempo para poder reaccionar rápido y contenerlos de la forma más localizada posible”, afirmó.

Además, valoró que el incremento diario de nuevos hospitalizados haya pasado de un 1% hace cinco semanas a estar por debajo del 0,2% en la actualidad, al igual que ha ocurrido en el caso de ingresos en UCI, que han pasado del 0,8% al 0,2% en el mismo periodo y en el de fallecidos, cuyo incremento diario ha pasado del 1,6% a estar por debajo del 0,4%.

No obstante, animó a “seguir siendo prudentes” porque, aunque el sistema de detección actual “es probablemente mejor”, no puede asegurar que “no se quedan fuera muchos”. “Sabemos que tenemos muy pocos casos detectados y que, probablemente, detectamos un porcentaje mayor que hace una semana”, dijo, consciente de que, aún así, “puede haber personas infectadas que no detectemos” y que será “muy difícil eliminar el riesgo de rebrotes”.

Tras reconocer que no existe una “garantía del 100%” de que las personas infectadas se aíslan en su domicilio, recordó que la mascarilla en un espacio público “sólo se tiene que usar cuando no se pueden mantener las distancias de seguridad y en momentos concretos”.